Sep 9, 2023 - 9:04 am

El envejecimiento es una de las épocas de vida a las que más temen los seres humanos. El cuerpo va manifestando varias de sus principales afectaciones en esta etapa y también los atributos históricamente asociados a la belleza se van perdiendo. Margarita Rosa de Francisco, famosa actriz de ‘Café con aroma de mujer’ y también presentadora de ‘El Desafío’, se atrevió a revelar lo que más disfruta de la vejez.

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A sus 56 años y con su enorme carrera como presentadora, modelo, reina de belleza y cantante, De Francisco confiesa que se empezó a sentir vieja desde los 45 y fue a esa edad en la que comenzó a utilizar los procedimientos estéticos para solucionar las arrugas y otras situaciones que vienen con el tiempo.

Pero ahora, en retrospectiva, dice que se ha liberado de la presión de sentirse bella y encajar con los estereotipos. “No tengo que pedir permiso para tener esa cara que ha producido mi vida, que ha producido mi andar, mi sentir. Entonces, me siento liberada. Esa es la palabra. Me siento aliviada de no tener el deber de ser bella, ni joven, ni sexy, ni apetitosa“, dijo en una entrevista para la BBC.

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Además, la actriz y ahora estudiante de filosofía señala que luego de dejar esas presiones a un lado se siente francamente bien y se encuentra viviendo una de las épocas más dichosas de su vida. Eso la ha llevado, incluso, a ver el lado romántico de su propia vejez.

“No quiero perderme del espectáculo de mi propio envejecimiento, quiero ver cómo es, cómo ocurre todo, cómo ocurre ese deterioro en mi cuerpo, en mi cara. A pesar de que sigo haciendo ejercicio, me pongo mis cremas, no me quiero perder esa experiencia, así sea que me guste o no me guste”, acota.

También reveló que aunque todavía cuida su aspecto personal, ahora lo hace para ella misma y no como un espectáculo para mostrarlo a la gente. Y a pesar de eso, ella reconoce que no todos quieren observar su proceso de envejecer y por eso acceden a tratamientos estéticos. Pero liberarse de esa molestia que implica tiempo, dinero y a veces mucho dolor, es algo que indiscutiblemente la ha hecho sentirse perfecta.

“Me parece que lo que logran las mujeres que hacen eso [las intervenciones estéticas] no es detener el tiempo, lo que queda detenido es el terror a la vejez. Eso es lo que queda retratado en esa cara. No se ve más joven, se ve igual de vieja, pero con la cara de terror congelada. Eso es lo que yo veo. Y además, como es un mismo terror, entonces todas las mujeres que hacen eso se van uniformando, se van pareciendo. Hay un molde. Yo lo que veo es lo de los pómulos, la quijada y la boca. Entonces con esas tres cosas ya queda la cara de la mujer aterrorizada por la vejez”, concluyó.

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