Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por Santiago Avila   Ene 31, 2024 - 2:50 pm
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¿Cómo armó el personaje de Wilfredo para la novela Arelys Henao?

Al principio teníamos una referencia de la primera temporada. Entonces nos preguntamos: ¿De qué nos agarramos? ¿De lo que hizo el actor en la primera temporada o del real? Del Wilfredo real había muy poca información para el momento en el que hice el casting.

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Después de la audición [cuenta Santiago Alarcón] quisimos acercarnos más al real. Entonces para eso tuvimos que hablar con él. Observarlo, que me contara su historia, que me contara un poco sobre su vida, sobre su familia, su entorno, su matrimonio con Arelys, sus hijos, su mamá, sus hermanos. Esa historia con su hermano que es clave. Más allá de buscar una imitación de Wilfredo, el real, nos acercamos a su esencia.

¿Fue difícil encontrar esa esencia?

No fue tan difícil porque cuando nos reunimos con él y con Arelys para para conversar, contrario a lo que a lo que muchos me habían dicho antes, que Wilfredo era muy reservado, un tipo muy serio y que no hablaba tanto, fue todo lo contrario cuando pude sentarme con él. Realmente fue una persona que de inmediato abrió el libro de su historia y empezó a contarme todo sin necesidad de que yo le preguntara algunas cosas.

Tal vez él, conociendo un poco de qué se trataba la historia de esta segunda parte, se abrió más. Nosotros ya habíamos leído parte del libreto, entonces le preguntaba por cosas puntuales. Hablamos lo de su paso por la cárcel, por ejemplo, que es un tema muy importante en esta segunda temporada y él me contó detalles importantísimos sobre eso. Entonces no tuve que hacer mucho esfuerzo para que él me contara la historia real.

¿Qué le quedó de enseñanza de ese acercamiento con Arelys y Wilfredo?

El amor por la familia. Esa necesidad de mantener ese núcleo bien sólido, esa necesidad de estar junto con sus hijos siempre yendo para el mismo lado. Todos los esfuerzos que ellos hacen son para mantener la familia, mantener los valores, mantener esa armonía entre ellos.

En esta segunda temporada los hijos ya están grandes y quieren cumplir sus sueños. Por eso vemos a Arelys y Wilfredo peleando también por los sueños de sus hijos, entonces digamos que me quedo con eso, con ese amor por la familia.

¿Para qué le ha servido la fama?

Digamos que al principio es como un lugar al que uno le apunta, pero que cuando llega se da cuenta que es vacío. Cuando llegas ahí te das cuenta de que realmente no hay nada para ver. Que el ejercicio no está en cómo llegar ahí, sino que lo bonito de todo esto que uno hace, en mi caso como actor, es el proceso. Entonces aprendes a valorar más el proceso, aprendes a valorar más el cómo llegaste a dónde estás, más que estar.

¿La fama es una mentira?

La fama es un es un totazo muy bravo. La fama generalmente te dice mentiras. Todo el tiempo te está diciendo: Esto está bien, actuaste bien, dijiste bien esto, está bien que te comportes así, está bien que seas de esta manera, pero porque estás en una fachada que no es. Estás viviendo una mentira. Entonces, cuando te das cuenta de que eso realmente no sirve para nada, la estrellada es bravísima. El bajonazo es muy duro, pero sirve porque te reencuentras contigo.

Tienes que volver a recuperar esa esencia que tenías cuando, en mi caso, todos los días me levantaba para ir a la escuela de teatro, que repasaba los textos, que te sentías mal porque actuaste horrible o porque tuviste una mala función. Siempre volver atrás porque ahí recuerdas quién eras y porqué decidiste hacer esto.

La fama hace que pierda relación con los otros. Yo creo que esa de las peores cosas que tiene la fama, que tú pierdas el contacto con los otros, que los otros empiezan a incomodar, cuando son tan necesarios en la vida y cuando es importante que tú puedas compartir con los otros, porque pues sin el otro esto no tiene ninguna gracia.

¿Cómo es su relación con las redes sociales?

Yo he pasado por todo con las redes sociales. Ahora estoy separado, puede que vuelva. Estamos como en conversaciones con las redes sociales porque he pasado por todo.

Yo al principio no quería tener redes sociales, pero a uno le dicen que es importante que porque uno es figura pública.

Luego que hay que montar contenido cada tanto porque entonces si no estás vigente en redes sociales, no sé qué…. entonces uno empieza a tener que montar contenido, a veces sin querer. Entonces, que hay que ser creativo.

Luego que en redes sociales hay que opinar. Que hay que opinar. Entonces uno empieza a creerse que lo que opino es importante. Uno empieza a creerse importante. Luego eso empieza a cansar. Empieza a agotarte porque empiezas a darte cuenta de que las redes sociales se adueñaron de ti. Ya no manejas redes sociales, sino que las redes sociales te manejan a ti.

Tengo una anécdota. Una vez estaba con un perrito que tengo en la casa y el perrito estaba en una posición muy bonita y empecé a mirarlo. Y lo único que se me ocurre en ese momento fue: voy a tomarle una foto, voy a montar una historia, voy a ponerle este HT y voy a poner esto…. Y luego dije, me acabo de perder un gran momento de mi vida viendo un perrito, simplemente pensando en las redes sociales. Me di cuenta de que algo estaba pasando. Me estaba perdiendo el presente.

Las redes sociales también engañan…

Te engañan porque te hacen creer importante, porque la gente te escribe cosas bonitas o incluso te escribe cosas feas y tú también te crees eso. Yo considero que los mejores seguidores que uno puede tener están en la casa. Están en mí casa. Esos son los mejores seguidores que tengo.

Un chisme que le hayan inventado…

A mí no me han inventado chismes, así como de televisión, como de romance. Realmente chismes muy pocos. Yo creo que lo que todo lo que se dice de mí es verdad. Debo ser un actor muy aburrido porque no género chismes.

Sus posturas políticas y la visibilidad que obtuvo durante el paro nacional y el estallido social. ¿Eso le trajo consecuencias?

Sí claro. Yo creo que normal. Aunque no debería ser normal que a uno le parezca normal, pero ya me había pasado antes.

Siempre he tenido la curiosidad y la necesidad de manifestarme. De decir cosas con las que no estoy de acuerdo, sobre todo cuando se trata de injusticias o de violación de derechos humanos y eso en este país se etiqueta de alguna manera. A uno lo ponen de algún lado del panorama político.

Cuando uno da una opinión, sea lo que sea, eso tiene una repercusión. Ahora, si este personaje es público y si es un actor, pues tiene otra repercusión. La contradicción también es normal y lo ayuda a uno a crecer.

Ahora, si esto ya afecta a tu trabajo, es decir: no te voy a llamar más porque es que resulta que cuando publicas algo en redes sociales te llaman mamerto, guerrillero o lo que sea, pues los entiendo, ¿para qué me van a contratar sino sienten que su marca se va a ver bien representada? pero no por eso voy a dejar de hablar porque entonces estaría cambiando mi pensamiento por una marca.

Estaría cambiando mi pensamiento por dinero, por algo comercial y el pensamiento es algo que no tiene precio. Es decir, si algo he aprendido es que hay que luchar contra esos gigantes. Hay que pelear, pero la pelea más grande es con uno mismo. Las marcas se van. Los contratos se van, pero, ¿qué pasa conmigo?

Y es difícil porque toca seguir pagando el arriendo, los servicios, la comida, el colegio de los niños, toca echarle gasolina al carro, pero me costaría más quedarme callado, sería más costoso para mí.

Antes de continuar con la entrevista Santiago Alarcón, le invitamos a ver el Claro Oscuro con Verónica Orozco

Varios medios titularon que usted estaba arrepentido de votar por Gustavo Petro. ¿Eso es verdad?

No. Yo no sé de dónde sacan eso. Yo entiendo un poco el tema la narrativa de contarle a la gente a través de especulaciones. Ahora eso funciona un montón. Ahora los medios ponen en redes sociales un título que nada tiene que ver con el artículo solamente para ganar clics.

En mi caso, yo no puedo hablar por otros artistas porque cada uno tendrá su manera de ver y su manera de reaccionar y entender qué es lo que está pasando, yo hablo por mí, yo no estoy arrepentido.

Además porque uno no se puede arrepentir de eso, es decir cuando uno decide apostarle a un cambio, más allá de apostarle a un político, es a un cambio, pues uno le apuesta con la idea de que funcione. Uno le apuesta con la idea de que les vaya bien.

Me parece extraño que la gente todavía desee que a alguien le vaya mal para tener la razón. Es raro que nosotros como humanos esperemos que alguien la vaya mal, para decir: se lo advertí, pero bueno, cada uno con sus dramas, pero yo no estoy arrepentido.

Sigo convencido del cambio, aún con un montón de cosas con las que no estoy de acuerdo, pero pues eso es normal. El gobierno perfecto no existe. No estoy arrepentido. Sigo firme.

¿De qué se arrepiente?

Yo no sé. Yo creo que yo no me arrepiento de nada y yo no sé si eso es bueno o es malo. No sé. Se hace necesario vivir lo que tenga que vivir.

Yo creo que si tuviera que arrepentirme de algo es no haber entendido antes muchas cosas. Ahorita que estamos hablando de la fama, yo pude haberla aprovechado mejor. Yo pude haber entendido un poco mejor qué era lo que pasaba en ese momento.

En algún momento me confundí un poco con esto de del reconocimiento. Quisiera haber tenido más sabiduría. Quisiera haber sido más maduro a la hora de poder encararlo, pero lo aprendí.

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¿Cuándo pasó esa confusión?

Me pasó con ‘Garzón’ y me pasó con ‘Germán es el man’, pero también agradezco mucho haber vivido eso porque era necesario poder aprenderlo. De los golpes es que uno aprende, de esos ‘tramacazos’ que le da la vida a uno y que te dicen: Usted no es nadie, a qué hora creyó eso. Usted es un simple mortal como todos.

Se hace muy bonito cuando llegas a ese momento y reconoces que realmente ni mi opinión es importante, realmente yo no soy el putas quien me creo, realmente lo que importa es cuando abro la puerta y veo a mis hijos y a mi esposa.

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