Esto con el fin de “poder hacer una técnica perfecta para evitar faltas y una descalificación”, relató Arévalo en RCN Radio, donde cree que en ese sentido su trabajo ha sido muy bien enfocado.

El campeón del mundo señala que durante las competencias “llega el momento en que uno está muy fatigado y ya no le dan más la piernas, y lo único que uno dice es “quiero más fuerza”, pero ya no tiene más fuerza porque su energía se ha gastado tanto en lo técnico como en lo físico”.  

Frente a la manera que conquistó en oro en Londres 2017, Éider relató a la emisora que lo planeado para la competencia era llegar hasta los últimos 4 kilómetros y allí dar el remate final.

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El marchista nacido en Bogotá y criado en Pitalito (Huila) destaca la tranquilidad que debía tener en ese último tramo “porque sabía que iba a sentir mucho dolor en las piernas, mucha fatiga”.

Su deseo de volver a escuchar el himno nacional por cuenta suya, como lo hizo en el Mundial de la categoría juvenil, hicieron a Arévalo conmoverse hasta lo más profundo y le impidieron soportar las lágrimas, según contó a RCN Radio.

“Fue algo muy emocionante y creo que todos lo sintieron igual así”

Gracias a su presea dorada y la plata de Caterine Ibargüen en el salto triple, Colombia se ubicó en el puesto 12 del cuadro general de medallería del certamen orbital que ganó Estados Unidos, y donde derrotó a una potencia del atletismo como Jamaica.

Ahora la meta de Éider son los Juegos Bolivarianos que se cumplirán en Santa Marta, en noviembre.

Esta fue su charla con RCN Radio este lunes:

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