Al reseñarlos en su columna de El Espectador, la columnista Piedad Bonnett los enumera y advierte que algunos podrían decir que también son conductas asumidas por mujeres, pero que la investigación del psiquiatra confirmó que son en su mayoría ejercidos por hombres:
- Desautorizar o ridiculizar a la mujer en público y quitar seriedad a sus opiniones.
- Aniñarla (tú no puedes, déjame a mí), mecanismo que otros denominan “paternalismo reductor”.
- Coartarle el movimiento poniéndole horas de llegada o presionando sutilmente para que no tenga actividades propias.
- Ser hostil con familiares y amigos.
- Declararse incapaz de ciertas tareas (cambiar pañales, lavar la vajilla).
- Responder cualquier reclamo con amedrentamientos (subir la voz, hacer gestos violentos).
Y son ellos los que subyacen a comportamientos “invisibles” que generan una violencia cotidiana que puede derivar en violencias mayores y que es muy difícil de combatir porque es solapada.
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