La misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) que estuvo en Colombia ya compartió las conclusiones de su visita. En un documento con 12 puntos, resaltó la disciplina financiera que el Gobierno quiere mantener, pero señaló que “se necesitarán políticas para continuar eliminando gradualmente los subsidios al combustible que generan distorsiones (…)”.

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Hay que mencionar el Fondo de Estabilización de Precios al Combustible (FEPC) es uno de los retos más grandes para la caja pública, toda vez que subsidia el 50 % del precio del galón de gasolina y diésel cuando la cotización internacional del petróleo está muy alta.

Este subsidio existe desde 2007 y se creó para aliviarle el bolsillo a los colombianos. Sin embargo, se ha convertido en un gasto recurrente que, según el Gobierno, dejó un hueco de $ 39 billones el año pasado, una cifra que supera más de dos veces el valor de una megaobra como la central de Hidroituango y casi que duplica el recaudo adicional de $ 20 billones que se espera con la reforma tributaria de 2022.

Varios expertos coinciden en que el subsidio a los combustibles es un gasto mal focalizado, puesto que el gasto de los gobiernos debe centrarse en beneficiar a las capas de la sociedad más vulnerables para ayudarles a superar las condiciones desfavorables. No obstante, con auxilios como el que otorga el FEPC los recursos en su mayoría llegan a una población que no está en situación de pobreza.

En este sentido, el FMI reconoció el propósito que trazó el Gobierno en el Marco Fiscal de Mediano Plazo, en donde se dejó por escrito que, en 2023 y 2024, la transferencia que realiza la Nación por este subsidio sea de 1,7 % del Producto Interno Bruto (aproximadamente $ 20 billones), valor que disminuirá (en línea con el incremento de precios contemplado) a 0,5 % del PIB en 2025 y 0,1 % del PIB en 2026 (aproximadamente $ 1,1 billones).

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Juan Pablo Córdoba, presidente de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC) y director del Comité Autónomo de la Regla Fiscal (Carf), había mencionado que no tenía mucho sentido impulsar una transición energética y al mismo tiempo subsidiar la compra de combustibles fósiles.

“Estamos diciendo que queremos reducir las emisiones al medio ambiente, pero simultáneamente estamos subsidiando los combustibles fósiles, estamos en una tremenda contradicción”, había comentado el experto en agosto del año pasado.

“Como en cualquier producto —añadió— la única manera de tener menor demanda es subiendo los precios. Si el consumidor final no enfrenta un incremento, pues no cambia sus patrones de consumo. La única manera de controlar ese consumo es subiendo los precios para que yo tenga que moderar mis hábitos. Entonces, en vez de usar mi carro todos los días, lo uso dos veces a la semana y me voy en transporte público”.

En Colombia, el valor del galón de gasolina corriente ha subido $ 1.250 entre octubre de 2022 y febrero de 2023.