Descubren una nueva “cuasi-luna” de la Tierra: el asteroide 2025 PN7 acompaña nuestro planeta desde hace 60 años
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Visitar sitioUn nuevo asteroide acompaña a la Tierra desde hace 60 años: así podría cambiar la exploración espacial.
El hallazgo de una nueva “cuasi-luna” asociada a la Tierra, identificado desde un observatorio en Hawái, representa un avance relevante en la astronomía moderna. Según un estudio publicado en la revista Research Notes of the AAS y respaldado por datos del sistema Horizons de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), el asteroide denominado 2025 PN7 ha acompañado a la Tierra en su órbita solar durante aproximadamente seis décadas. A diferencia de una luna convencional, estos cuerpos celestes, conocidos como cuasi-satélites, no orbitan la Tierra directamente, sino que siguen trayectorias alrededor del Sol que los mantienen próximos a nuestro planeta por extensos periodos.
2025 PN7 pertenece a la clase dinámica Arjuna, una categoría que describe a los objetos que comparten la órbita solar de la Tierra pero con características de movimiento muy precisas y cercanas, prolongando su vecindad por años o siglos. Los investigadores determinaron, tras comparar sus trayectorias con otros cuerpos similares, que este asteroide permanecerá cerca de la Tierra alrededor de seis décadas antes de alejarse nuevamente dentro del sistema solar. Si bien este intervalo resulta escaso en contraste con otros cuasi-satélites como Kamo’oalewa—el cual permanecerá 381 años en las cercanías terrestres—la estadística subraya la variedad dinámica de estos objetos menores.
La relevancia científica y estratégica de estudiar estas cuasi-lunas es doble. Por un lado, su órbita estable y accesibilidad convierten a estos cuerpos en objetivos potenciales para misiones espaciales orientadas a la investigación y la posible explotación de recursos, tal como destacan expertos del Laboratorio de Propulsión a Chorro (Jet Propulsion Laboratory) de la NASA. Por otro, monitorear y analizar su movimiento permite perfeccionar los sistemas de defensa planetaria, apoyando la identificación temprana de amenazas astronómicas que podrían tener consecuencias para nuestro planeta.
Además, la investigación abre nuevas perspectivas sobre la relación gravitacional entre la Tierra, la Luna y estos pequeños acompañantes. Se considera que la región donde residen estos objetos es altamente compleja, con influencias constantes tanto de la atracción terrestre, como de perturbarciones solares y lunares. Expertos en dinámica orbital subrayan que este entorno requiere estudios detallados, especialmente al considerar futuras misiones o cuando se evalúa el riesgo de impactos.
Hasta la fecha, solo seis cuasi-satélites han sido confirmados y estudiados de manera exhaustiva, entre ellos Kamo’oalewa, 64207 Cardea, 2013 LX28, 2014 OL339 y 2023 FW13. El número podría aumentar en los próximos años, ya que los avances tecnológicos en sistemas de detección, tanto terrestres como espaciales, han facilitado la identificación de cuerpos de menor tamaño y mayor lejanía. Según comunicados de la Agencia Espacial Europea y reportes periodísticos en The Guardian, la expansión de estas herramientas permitirá profundizar en el estudio de objetos potencialmente útiles y relevantes para la seguridad planetaria.
La identificación de 2025 PN7 demuestra cómo la colaboración entre observatorios, organismos internacionales y la aplicación de tecnologías digitales transforma la comprensión de nuestro entorno espacial próximo. Así, la astronomía contemporánea avanza hacia un monitoreo cada vez más sistemático, aportando tanto a la ciencia, como al desarrollo de futuras estrategias para abordar oportunidades y desafíos en la exploración espacial.
¿Qué es una clase dinámica Arjuna? La clase dinámica Arjuna define una familia de asteroides con órbitas muy similares a la de la Tierra y con características que les permiten permanecer cerca del planeta de manera temporal. El interés en esta denominación radica en la posibilidad de que estos cuerpos compartan, durante décadas o siglos, la órbita terrestre casi a la par del planeta. Esta distinción resulta fundamental para los científicos, ya que delimita un grupo particular de objetos cuya estabilidad y evolución pueden diferir significativamente respecto a otros asteroides.
La relevancia de identificar y analizar la clase Arjuna se vincula tanto a la exploración comercial y científica, como a los estudios de riesgo por impactos. Al conocer los atributos de estos asteroides, los especialistas pueden prever mejor sus trayectorias y evaluar su interés para futuras misiones de prospección o defensa planetaria.
¿Por qué se considera que los cuasi-satélites pueden ser más accesibles para misiones espaciales? Los cuasi-satélites, por la cercanía y similitud de sus órbitas a la de la Tierra, en algunos casos requieren menos energía y recursos para visitarlos, si se comparan con otros asteroides o con misiones dirigidas fuera del sistema solar interior. Esta accesibilidad estimula el interés de agencias espaciales y empresas privadas en utilizar estos cuerpos como plataformas experimentales o futuras fuentes de materiales.
En la actualidad, la planificación de misiones hacia cuasi-lunas depende de la precisión en los datos orbitales y de un entendimiento claro de las fuerzas gravitacionales que los afectan. Por ello, cada descubrimiento y cada nueva confirmación de un cuerpo similar refuerza la idea de que explotar su accesibilidad puede facilitar la expansión de la humanidad en el espacio cercano y contribuir al avance de la ingeniería y la investigación astronómica.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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