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Una de las herramientas que cada vez más se convierten de uso frecuente por lo práctica también llega a cometer errores y ofrecer datos errados.
Hay datos que pueden ofrecer mejor calidad de vida para las personas, pero no siempre la respuesta más simple es la más certera. Eso también llega a pasar con la tecnología y obliga a los usuarios a estar alerta.
Identificar información incorrecta de una inteligencia artificial (IA) es una habilidad fundamental en el mundo digital actual. Aunque las IAs son herramientas de gran alcance, no son infalibles y es crucial aplicar el pensamiento crítico. La clave es tratar los resultados como un excelente punto de partida, no como la verdad absoluta.
Hay algunas estrategias muy efectivas para verificar los datos y detectar posibles errores, de cara a no cometer errores que desemboquen en problemas de ciberseguridad.
El error más común y engañoso de una inteligencia artificial es la alucinación. Esto ocurre cuando el sistema, en lugar de admitir que no sabe algo, inventa información que parece completamente plausible. Puede crear fechas, nombres, estadísticas, citas e incluso enlaces o títulos de libros y estudios científicos que no existen.
Una señal de alerta es cuando la IA proporciona un dato muy específico sin una fuente clara. Si da una fuente, el siguiente paso es crucial: verificarla. Buscar el libro, el estudio o el autor en Google. Si el enlace que da no funciona o lleva a un sitio irrelevante, o si no se encuentra rastro de la fuente en ningún otro lugar, es casi seguro que se trata de una alucinación.
Verificar con fuentes externas y confiables es la regla de oro. Nunca quedarse con la primera respuesta.
A veces, la información no es una mentira directa, sino una verdad a medias o sacada de contexto.
En resumen, el escepticismo saludable y la capacidad para contrastar información son las herramientas más poderosas.
Corregir las alucinaciones de una inteligencia artificial es un proceso activo que depende más de cómo interactuamos con ella que de una simple edición. Como usuario, no se puede modificar el modelo interno de la IA, pero sí se pueden utilizar técnicas muy efectivas para guiarla, minimizar la probabilidad de errores y gestionar la información incorrecta cuando aparece.
La estrategia se divide en dos enfoques: ser proactivo (prevenir el error) y ser reactivo (manejar el error).
La forma más poderosa de evitar alucinaciones es darle a la IA instrucciones claras y con contexto. Esto se conoce como ingeniería de ‘prompts’.
Cuando se sospecha que la IA ha cometido un error, el siguiente paso es la verificación y corrección activa.
La mejor manera de ajustar a una IA es actuar como un copiloto exigente: darle instrucciones precisas, proveerle el combustible (información de calidad) y verificar siempre la ruta que sugiere.
Crear un buen ‘prompt’ (instrucción) es darle un mapa claro a la IA. No necesitas ser un experto, solo seguir algunos principios básicos para obtener respuestas mucho más útiles y precisas. Aquí hay consejos clave para empezar:
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