Estados Unidos
Nuevo golpe de Trump a Colombia: EE. UU. hizo advertencia para quienes viajen hacia acá
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Frío cálculo —y no torpeza ni incontinencia verbal ni irresponsabilidad— sería lo que mueve al mandatario colombiano a insistir en el choque con EE. UU.
Después de una semana del trino del presidente Gustavo Petro negando el arribo de aviones estadounidenses con migrantes colombianos deportados de ese país, lo que provocó una áspera respuesta del recién posesionado Donald Trump, siguen soplando vientos de borrasca entre los dos países, con la inminente amenaza de derivar en tormenta, pese a que el Gobierno de Colombia dice que no. El presidente colombiano continúa saltándose los canales diplomáticos (papa caliente que le acaba de entregar a Laura Sarabia, novata en esas lides) y privilegia las vías directas con un propósito bien definido, según la oposición: las elecciones presidenciales del 2026.
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Esa es una tercera mirada que toma fuerza después de que la actitud del jefe de Estado colombiano produjera principalmente dos tipos de reacciones: las de quienes lo defienden y respaldan el argumento según el cual lo primero es la dignidad de los deportados, y la de quienes reprochan las declaraciones contra el principal aliado comercial de Colombia. De ser así, se podría colegir que, si el presiente Petro buscó en sus dos primeros años de gobierno afectar las elecciones del año entrante con la idea de una constituyente, peligrosa para muchos porque podría conducir a su reelección, este año y medio que le queda de gestión se montará en el caballito de la dignidad para pelear con Donald Trump.
Y las condiciones están dadas para eso. Mientras el mandatario colombiano, de izquierda, no se guarda nada ni mide consecuencias (como quedó probado con la crisis que desató), el estadounidense es símbolo mundial de la derecha y tampoco hay freno para sus palabras, incluso con gravísimas acusaciones sin fundamento como calificar de criminales a todos los deportados, y pelea con todo el mundo. En ese caldo de cultivo parece marchitarse la idea de la constituyente-reelección (la principal promotora de esa idea, la senadora Isabel Zuleta, reconoció que no ha encontrado mucho eco en el Legislativo), pero germinar la de la confrontación con miras a afectar las elecciones de 2026.
En principio, la actitud del presidente Petro provocó reacciones como las de su exministro de Educación Alejandro Gaviria, para quien el mandatario “pone en riesgo la economía colombiana por una disputa personal”, pero lo hace con “mucho”, según Gaviria en X, de “locura ideológica”. A esta idea se opuso, por ejemplo, el senador petrista Heraclio Landinez, que le respondió al exministro en el mismo medio: “No hay una disputa personal. Es una discusión mundial sobre la forma de actuar el Estado en la sociedad. Una basada en el estilo Trump en la cual ellos defienden los intereses de Estados Unidos y solo los intereses de unos megaricos [sic] y desprecia a los pobres, negros, latinos y población LGTBI”.
Esa pareció ser la línea de discusión que se tomó el debate político durante la semana, sin considerar que a su sombra surgió otra más poderosa, diferente a la idea de que el centro de la cuestión estaba en la mera deportación masiva de migrantes desde Estados Unidos, una práctica que ha sido constante en los últimos años. Incluso, en la misma administración del presidente Petro, pero durante el gobierno de Joe Biden. Uno de los primeros que esbozó la nueva línea de discusión fue Federico Gutiérrez, alcalde de Medellín, que aseguró en una entrevista con Semana que la postura del presidente Petro es “una torpeza absoluta generada intencionalmente”.
Pese a eso, siguieron las voces que se dedicaron a criticar la actitud del presidente Petro, pero enfocadas contra su persona. “No solo demuestra esto una profunda irresponsabilidad sino una torpeza infinita. O es que le interesa generar el caos y la debacle para ser ‘relevante’ y ‘ganar aplausos’ a costa de Colombia”, escribió en la misma red social José Manuel Restrepo, exministro de Hacienda. “[…] Con esta infantil e irresponsable actitud podemos poner en riesgo un comercio de 40.000 millones de dólares, inversiones anuales de 5.000 millones de dólares, más de 500 mil empleos, más de 3.000 micro y pequeñas empresas, más de 1,4 millones de turistas y la tranquilidad de acceso bancario y al financiamiento internacional”.
“Absolutamente inaceptable lo sucedido”, escribió, por su parte, también en X, el periodista Julio Sánchez Cristo. “Se pusieron en peligro miles de miles de empleos, de empresas, de sueños de colombianos de bien. Un mensaje de X de las 3:45 de la mañana no es el camino para resolver una diferencia diplomática unilateralmente”. Y la senadora Zuleta le respondió, haciendo eco al argumento del presidente: “La defensa de nuestra Nación tiene que darse a cualquier hora del día o de la noche, es inaceptable que piensen que un asunto de tal magnitud en materia de derechos humanos tenga un supuesto horario. […] Es cierto, usted hace parte de la lista de los arrodillados de este país incapaces de asumir con dignidad la defensa de nuestro país”.
Pero hubo otras miradas que no se quedaron en la supuesta torpeza o locura del mandatario, y mucho menos en la discusión sobre la dignidad. Ese fue el caso de Vicky Dávila, periodista y candidata presidencial, que encontró una “estrategia” del presidente Petro que considera “deliberada” y hasta le vio un parecido con lo que hizo Hugo Chávez con George Bush. “Esto lo hace [Petro] buscando una reacción, así como la del domingo pasado. El problema es que las consecuencias son gravísimas para los colombianos, pero a Petro no le importa porque le daría un pretexto para alegar que las elecciones del 26 no serían libres, misma estrategia que utilizó en Venezuela frente al robo de las elecciones por parte de Maduro”, dijo.
¿Cómo una crisis con Estados Unidos puede favorecer los intereses del presidente Petro en las elecciones de 2026? La senadora uribista Paola Holguín lo planteó hace una semana: “La pataleta de Petro el domingo [26 de enero] contra el Gobierno de EE. UU. no es un tema aislado. Lo había hecho antes desde Haití y continúa haciéndolo ahora desde X; a pesar de las graves consecuencias que ya vio trae esta tensión diplomática al País”, dijo en el programa ‘La Tarde’, de NTN24. “Aquí el tema nada tiene que ver con la dignidad, sino con la destrucción y el caos inducido como estrategia del Gobierno Petro. Nos quieren aislados de los socios históricos de Colombia y buscan alinearnos con gobiernos antidemocráticos del mundo”.
Para Holguín, la crisis no es espontánea. “Estamos leyendo mal a Petro, porque, cada vez que hay una acción de este tipo, todos lo vemos como un desacierto en una crisis de locura, y yo creo que no es así”, agregó en el mismo medio, y subrayó que cree que cada movimiento del mandatario, “lamentablemente y de manera dolorosa, es calculado”. La primera razón que plantea es que los “ataques por X al presidente Trump no fueron los primeros: él [Petro] había estado en Haití en plena crisis del Catatumbo y desde allí ya había tratado de nazi al gobierno de Estados Unidos. Y lo que uno ve es que Petro todo el tiempo está enviando señales de lo que pretende”.
¿Petro comparó a Trump con Hitler? Habló de medidas contra migrantes en EE. UU. |
Entre las señales que observa Holguín esta lo que denomina “alianza con la dictadura con Venezuela, ese haber enviado al ministro de Defensa a hablar con Padrino López, un criminal por el que el Departamento de Estado de Estados Unidos ofrece 15 millones de dólares. Nosotros como demócratas estamos tratando de leer a Petro desde nuestra óptica. Petro está pensando en otra cosa. A él lo que menos le preocupa es la opinión pública. Él sabe que no se va a quedar en el poder vía elecciones tradicionales, transparentes. Él sabe que no. Él no tiene hoy apoyo popular”, añadió la legisladora en el informativo.
Finalmente, aseguró en NTN24 que el presidente Petro “viene tratando de aislar a Colombia de los tradicionales aliados y tratando de alinearnos con un nuevo eje donde están Venezuela, Irán, China, Rusia. Hay que verlo así. Esto no es un tema de locuras ni de pataletas. Detrás de esto hay una macabra planeación de una agenda que él está cumpliendo. Él está provocando la crisis perfecta: hay crisis económica, social, energética”. En suma, para la senadora, el mandatario está buscando “una crisis multidimensional y está moviendo a Colombia hacia otro aje de relaciones”.
Falta ver qué es lo que guía efectivamente al presidente Petro en su disputa con Trump: su personalidad, la dignidad de los colombianos o su interés en las elecciones presidenciales del año entrante. Lo cierto es que, desoyendo los llamados a la calma, puede, por el contrario, subir el tono (animado por las respuestas arancelarias que dieron México, Canadá y China) frente al mandatario estadounidense. El presidente Petro quiso hacer lo de México y Canadá, pero tuvo que reversar porque Colombia no tiene las mismas capacidades. La postura radical de Trump se levanta como ese enemigo con el que muchos gobernantes sueñan para exacerbar los patriotismos, patrioterismos y nacionalismos con el fin de encontrar la manera de prolongar sus mandatos.
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