Bogotá
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La capital de Colombia no solo es el epicentro político y económico del país, sino también un lugar donde la historia y la gastronomía se entrelazan.
Entre sus calles, aún se pueden encontrar restaurantes con más de un siglo de historia, lugares que han sido testigos de visitas ilustres y que han mantenido sus sabores tradicionales intactos. Uno de ellos ha logrado convertirse en un punto de encuentro para presidentes, expresidentes y figuras influyentes de la sociedad colombiana.
Según las 2 Orillas en entrevista con el dueño. Este icónico restaurante, llamado ‘Las Margaritas’ comenzó en 1902, cuando una familia emprendedora instaló un pequeño puesto de empanadas en la calle 62 con carrera 7- 44, en un local arrendado. Lo que hoy se conoce como el edificio el Refugio. Las hermanas Bernarda y Elisa, junto con su madre Margarita, solían asistir los domingos a la Iglesia de Lourdes y, al finalizar la misa, comenzaron a invitar a los feligreses a probar sus empanadas de maíz. Con el tiempo, su sabor conquistó a la clientela, y las filas para comprar se volvieron una tradición.
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A medida que crecía la demanda, la familia decidió ampliar su negocio. En 1915, Elisa y su esposo, Julio Ríos, adquirieron una finca diagonal al pequeño local, donde hoy funciona el restaurante Las Margaritas, (calle 62 con carrera 7-77). Allí, la cocina se expandió y el menú comenzó a ofrecer nuevas opciones más allá de las empanadas: ajiaco, cuchuco con hueso de marrano, sobrebarriga en salsa y tamales, platos que se convirtieron en los favoritos de los comensales.
Las Margaritas se convirtió en un lugar habitual para personajes influyentes de la Bogotá de antaño. Entre sus clientes más ilustres se encuentran los expresidentes Rafael Reyes y Eduardo Santos, quienes tenían sus haciendas cerca del restaurante. También se dice que fue visitado por Leo Kopp, fundador de Bavaria, y por Roberto García-Peña, exdirector del diario El Tiempo.
El restaurante, que lleva el nombre de su fundadora en homenaje a su legado, sigue manteniendo su tradición y ha sido visitado por generaciones de familias bogotanas. A día de hoy, los descendientes de figuras influyentes como los Nieto Caballero y los Santos continúan frecuentando, manteniendo viva una historia que comenzó hace más de 120 años.
El restaurante abre sus puertas de 8:00 a .m. a 4:30 p. m. y cuenta con una carta que conserva los platos tradicionales que lo hicieron famoso. Los precios varían según el menú, pero un plato típico como el hueso de cerro puede costar alrededor de 59.400 pesos, mientras que un ajiaco puede encontrarse por 22.000 pesos.
Por lo que sus precios oscilan entre las empanadas de 4.400 pesos hasta un plato mixto que lleva sobrebarriga, lengua, cerdo, pollo y longaniza por 69.300 pesos. También hay licores.
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El costo de un almuerzo promedio en Bogotá puede variar significativamente dependiendo del tipo de establecimiento y la zona de la ciudad.
Bogotá, con su rica oferta cultural y sus diversos planes, ofrece un sinfín de actividades para disfrutar:
Para los amantes de la cultura:
Para los que buscan naturaleza y aire libre:
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