Comediante Camilo Sánchez confesó que sufrió abuso en su infancia: “Fue un primo”

El humorista, quien recientemente confesó que tuvo una dura adicción, relató que a los ocho años fue víctima de abuso sexual. En el podcast ‘Meternos al rancho’, de Santiago Alarcón, dijo que durante toda su niñez y adolescencia cargó con eso y que hasta hace poco pudo quitarse ese peso de encima.

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Sánchez señaló que fue un primo quien lo abusó y que esa experiencia lo afectó de gran manera, pues sumado al síndrome que sufre, su cabeza era un mar de problemas.

“Fue un primo. Yo tenía como ocho o nueve años, pero borré eso de mi mente. Yo crecí pensando que esa escena era una pesadilla que había tenido. Lo reprimí mucho”, le contó a Alarcón.

El comediante indicó que continúa en el proceso de superar la situación, pero que gracias a la comedia ha podido exteriorizar su dolor y liberarse de la carga. De ahí, según argumentó, que haga chistes tan pesados.

 

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Camilo Sánchez habló de inicios de su síndrome de Tourette

El cómico, quien hace poco contó que una mujer lo intentó emburundangar en un bar,  explicó que desde los siete años sufre de dicho síndrome, pero solo hasta los 17 lo diagnosticaron. Según detalló, los médicos le decían que se trataba de una maña y, por esa razón, se sentía mal porque creía que los movimientos eran culpa suya.

“Fue horrible. Decían que era una maña y yo tengo mucho raye con el sistema de salud colombiano porque me hicieron creer que era mi culpa”, expresó en el pódcast de Santiago Alarcón.

De acuerdo con el comediante, los médicos le decían a su madre que los movimientos eran voluntarios y que él los hacía “por llamar la atención”. Por lo tanto, creció sintiéndose culpable y comparándose con los demás niños, que sí se podían quedar quietos.

A los 17 años, cuando el tic cambió (primero movía solo la nariz y luego empezó a mover el brazo y el cuello), Sánchez le pidió a su madre que lo llevara de nuevo al médico, le hicieron exámenes y le dijeron que tenía el síndrome de Tourette.

“Sentí un alivio. Para mí fue una alegría gigante que me dijeran qué tenía. No tener la enfermedad, pero sí saber qué tenía y que no era una maña”, dijo sobre lo que sintió cuando lo diagnosticaron.