El cambio del padre del 'Minuto de Dios' durante los años; se veía muy diferente al inicio

Seguramente, no hay colombianos que no hayan visto el famoso miniprograma en el que uno de los representantes de la Iglesia católica deja un mensaje reconfortante para el país y promueve proyectos sociales en beneficio de algunas de las familias más pobres.

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El ‘Minuto de Dios’ inició sus emisiones por allá en enero de 1955, cuando el padre Rafael García Herreros tomó la vocería y presentó el espacio que se convirtió en una insignia de la televisión nacional y ha acompañado a nacer, crecer y morir a varias generaciones.

Luego de su fallecimiento, el padre Diego Jaramillo recibió las banderas e inició a ser la cara del ‘Minuto de Dios’ de manera esporádica desde hace cerca de 60 años y en propiedad después de 1991, por lo se convirtió en una especie de leyenda en Colombia, al aparecer en el mítico ‘set’ de fondo azul y frente a la icónica cruz hecha por un obrero.

Cómo se veía el padre Diego Jaramillo, del ‘Minuto de Dios’, hace más de 60 años

La revista Vea publicó en su cuenta de Instagram un video de cómo se veía el entonces joven y rozagante padre usando sus icónicas gafas, un traje de color negro y frente a la cruz que siempre se ha usado como ambientación. Esas imágenes en blanco y negro corresponden al año 1959, cuando apenas el programa tenía unos años de estar al aire.

El ‘look’ del padre también ha tenido modificaciones, pues en aquel momento lucía unas prominentes patillas, muy acordes a la época. Su melena plateada y su rostro delgado no siempre fueron así, pues ha sufrido los evidentes e inevitables cambios por el paso de los años.

Jaramillo, nacido en Yamural, Antioquia, tiene en la actualidad 91 años y es el presidente de la Corporación Minuto de Dios y presentador del programa. Hace algunos meses, el padre manifestó que ya estaría pensando en dejar la presentación del programa.

A partir de su tradicional espacio en la televisión nacional, el padre Jaramillo hizo icónica una frase que muchos colombianos recitan, pacíficamente, antes del inicio de las crudas noticias del país: “Dios mío, en tus manos colocamos el día que ya pasó y la noche que llega”.