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El salario diario de un empleado se ubica en 47.450 pesos, sin incluir prestaciones ni auxilio de transporte. Al sumar estos, llega a los 54.000 pesos.
En 2025, el salario mínimo en Colombia fue incrementado por el Gobierno Petro en un 9,54 %, alcanzando los 1.423.500 pesos mensuales, más un auxilio de transporte de 200.000 pesos, lo que fija el ingreso total en 1.623.500 pesos.
Este ajuste busca compensar la pérdida del poder adquisitivo causada por la inflación y garantizar mejores condiciones para los trabajadores que devengan el mínimo.
(Vea también: A estos trabajadores en Colombia les darían una “pensión especial”; conozca los requisitos).
Con esta cifra, el salario diario de un empleado se ubica en 47.450 pesos sin incluir prestaciones ni auxilio de transporte. Al sumar el subsidio, el valor real de un día de trabajo es de aproximadamente 54.000 pesos.
En comparación con 2024, esto representa un incremento cercano a 4.000 pesos por jornada. Estos cálculos son relevantes para quienes reciben pagos por días laborados o desean calcular recargos por horas extras y festivos.
Además, con la reforma laboral aprobada en 2025, los recargos por trabajo en días festivos y dominicales aumentaron del 75 % al 80 % desde julio, y se proyecta que en 2027 lleguen al 100 %.
De esta manera, el salario mínimo no solo garantiza una base de ingresos, sino que también se complementa con beneficios adicionales que fortalecen la estabilidad económica de los trabajadores colombianos.
El aumento del salario mínimo en Colombia es un tema de gran relevancia económica y social, ya que se convierte en una herramienta clave para mejorar las condiciones de vida de millones de trabajadores y sus familias. Cada año, el Gobierno fija este incremento con el objetivo de proteger el poder adquisitivo de los colombianos frente a fenómenos como la inflación, que encarece los bienes y servicios básicos.
Cuando el salario mínimo sube, los trabajadores pueden tener un mayor margen para cubrir necesidades fundamentales como alimentación, vivienda, transporte, educación y salud, lo que contribuye a una mejor calidad de vida. Esto no solo tiene un impacto directo en el bienestar individual, sino que también fortalece el tejido social al reducir brechas de desigualdad y brindar más oportunidades para que las personas avancen en sus proyectos de vida.
Otro aspecto importante es el efecto positivo en la economía interna. Un mayor salario mínimo significa que los trabajadores tienen más dinero disponible para gastar, lo que impulsa el consumo en sectores como comercio, vivienda, transporte y entretenimiento.
Este dinamismo genera un círculo virtuoso en el que las empresas venden más, pueden crecer, contratar más empleados e incluso ampliar sus operaciones. En ese sentido, el aumento del salario mínimo no solo favorece a los trabajadores, sino también al sector productivo, porque crea un mercado interno más sólido y confiable. Además, al mejorar la capacidad adquisitiva de la población, se reduce la dependencia de créditos informales o de endeudamientos excesivos, lo que aporta estabilidad financiera en los hogares.
El incremento también tiene un componente de justicia social, ya que el salario mínimo debe responder al esfuerzo y dedicación que ponen los trabajadores en sus labores diarias. En un país con altos índices de desigualdad como Colombia, garantizar un salario digno es una forma de reconocer la importancia del trabajo formal y desincentivar la informalidad, que afecta a millones de personas sin prestaciones ni seguridad social. De hecho, cuando el salario mínimo es atractivo y se ajusta a las necesidades básicas, puede motivar a más ciudadanos a buscar empleos formales, lo cual fortalece el sistema de seguridad social y mejora la recaudación tributaria.
Finalmente, aumentar el salario mínimo también envía un mensaje de compromiso por parte del Estado hacia la equidad y el bienestar social. No se trata únicamente de un número, sino de una medida que refleja la intención de construir una economía más justa, donde el crecimiento beneficie a todos los sectores. Por estas razones, el ajuste anual del salario mínimo en Colombia no solo es conveniente, sino fundamental para avanzar hacia un país más próspero y equitativo.
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