“Milagro en la arena: Ricardo Santana renace tras el drama y la esperanza en la Feria de Manizales”

Ricardo Santana vivió uno de los episodios más dramáticos de su carrera durante la Feria de Manizales, enfrentándose a una corrida con toros de la ganadería de don Jorge Gutiérrez que lo llevó al límite de sus fuerzas y su vida. El momento crítico llegó cuando, tras colocar el primer par de banderillas, fue herido; al intentar situar el segundo par, el toro le ganó el terreno. Santana reconoce la responsabilidad de aquel instante: “Perdí milésimas de segundo. Me confié. Tenía que haber saltado las tablas, pero no lo hice. Fue un error garrafal”, reflexiona para La Patria.

La consecuencia de ese descuido fue devastadora: pasó diecisiete días en coma. El despertar fue conmovedor y desgarrador; no podía mover ningún músculo. “Desperté parapléjico. Solo podía mover los ojos”, recuerda Santana con voz entrecortada. El dolor, tanto físico como psicológico, fue inmenso, pero encontró fuerza en su fe, en el amor de Shirley, su esposa, y el apoyo incondicional de su familia. “Le pedí a mi esposa que me dejara ir, pero ella me sostuvo y me cuidó como a un niño”, rememora.

Los médicos admitieron que muy pocos hubieran sobrevivido un accidente de tal magnitud. Santana atribuye su recuperación parcial a la preparación física que tenía como torero y, según dice, “a la mano de Dios”. El proceso de rehabilitación fue arduo y lento, pero hoy agradece cada pequeño avance: “Sí, volví de la muerte. Hubo una guerra espiritual por mi alma. Fue algo muy fuerte, pero Dios me dio una segunda oportunidad”, confiesa desde la gratitud.

Previo al accidente, Santana disfrutaba el punto más alto de su trayectoria profesional. Sentía el respeto del gremio y el respaldo de la plaza, permitiéndole banderillear a su manera. Esto le convirtió en un referente para la nueva generación de subalternos, quienes hoy le envían mensajes desde distintos rincones de España y América, denominándole “maestro” y “espejo”.

A pesar del sufrimiento, Santana conserva su espíritu optimista. Comparte con sinceridad que, tras el accidente, vivió con intensidad la dependencia total: “He estado como un bebé: con pañal, sin poder moverme. Mi esposa me bañaba y cuidaba de cada detalle, y toda mi familia ha sido fundamental”, expresa agradecido.

El respaldo del público taurino se ha manifestado con fuerza: cientos de seguidores lo han alentado y consideran su recuperación como un milagro. Santana también valora el trabajo de los equipos médicos en el Hospital Santa Sofía de Manizales y en la clínica Imbanaco de Cali, reconociendo el esfuerzo y la dedicación que le permitieron salir adelante.

En vísperas de una nueva temporada taurina en Manizales, Santana destaca la calidad de la organización y la expectativa de plazas llenas. Expresa su deseo de que la feria transcurra bajo la bendición, augurando siete días de éxito total para la ciudad y la fiesta brava.

Ricardo Santana representa, hoy más que nunca, la resiliencia y la fortaleza que nacen del dolor y el amor. Su historia es ahora la de un hombre transformado por la adversidad, guiado por la esperanza y el cariño familiar que, como él mismo afirma, fueron determinantes para su supervivencia.

¿Qué implica ser banderillero en una corrida de toros?

El papel del banderillero es esencial en la tauromaquia. Según describe el propio Ricardo Santana en la entrevista con La Patria, su experiencia y destreza en la colocación de banderillas le valieron respeto dentro del gremio taurino, hasta el punto de permitirle actuar “a su manera”. La función del banderillero exige técnica, valentía y concentración absoluta, siendo una de las labores más arriesgadas, como lo demuestra el grave accidente sufrido por Santana durante la Feria de Manizales.

Esta pregunta resulta relevante para quienes desean comprender la dimensión del riesgo y el nivel de preparación física y mental que requiere este rol en las corridas. Los testimonios de Santana evidencian cómo un solo instante de distracción puede tener consecuencias irreversibles, profundizando así el respeto hacia quienes ejercen este oficio en las plazas de toros.