Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Andrea Castillo   Ene 5, 2024 - 10:23 am
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En estos primeros días del año leí una columna de opinión, en El País de España, de la periodista y escritora Libia Labari que me dejó pensando en los propósitos que nos fijamos para cumplir al inicio del año, pero que difícilmente mantenemos.

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Labari escribió que, para cumplir sus objetivos, este 2024 cambiaría de estrategia. No pensaría en aquello que quiere mejorar, sino en lo que quiere dejar de hacer y en lo que está dispuesta a perder para por fin cambiar.

“Estoy hablando de una pérdida activa y selectiva, de quitarme premeditadamente cosas de encima. Pequeños gestos que pudieran ser determinantes dado que los grandes propósitos no sirven para nada”, escribió.

Y es que según una investigación de 2022, realizada por la Universidad de Scranton, en Estados Unidos, solo el 8 % de las personas terminan el año con los propósitos que pensaron a inicio de año. Otros estudios dicen que el 25 % de las personas mantienen sus metas hasta la primera semana de enero, luego las abandonan.

Después de consultar con psicólogos como Rodrigo Mazo Zea, docente de la Facultad de Psicología de la Universidad Pontificia Bolivariana, me di cuenta de que Labari alude a una gran verdad que puede resultar obvia para muchos, pero que pocos ponen en práctica al vivir en la sociedad de lo inmediato y es que los grandes propósitos no sirven para nada si no hay también metas a mediano y corto plazo que los acompañen.

El error más frecuente es creer que en cuestión de días o meses cumpliremos un gran propósito sin dar pequeños pasos para alcanzarlo y esto se refuerza con creencias culturales y refranes populares como “Año nuevo, vida nueva”.

Esto motiva a que las personas quieran introducir nuevos hábitos como comer mejor, hacer ejercicio, adelgazar, o incluso aprender nuevos idiomas y otras infinitas posibilidades; pero nada de esto se logra de un día para otro.

“Hay una ilusión de que al iniciar el año será fácil introducir rutinas y lograr propósitos. Ahí entra una presión por cambiar rápidamente, pero pocas personas planean de manera consciente y realista cómo lo harán, sino que movidos por la euforia del momento, se trazan objetivos que luego abandonan”, explica la psicóloga Ayadith Álvarez.

Debido a esto, las personas pueden sentirse frustradas si no pueden cambiar o introducir nuevos hábitos. Además, por más que una persona desee algo, esto también depende de variantes externas, de oportunidades, compromisos, entre otros asuntos que le pueden facilitar o dificultar el cumplimiento de dichas metas, según la psicóloga Luisa Vallejo.

“Es habitual, entonces, encontrarse con personas pasando por episodios depresivos, frustración y con baja autoestima, al no lograr lo que se propusieron a inicio de año”.

De estos casos fallidos, cada año nuevo, puede aparecer cierta presión —de uno mismo y los demás– para cumplir por fin el objetivo. Frases como “este año sí lo cumplo”, pueden ser un poco forzadas si no está preparado realmente para el cambio.

La influencia de los otros

La presión de la familia, amigos, el trabajo, entre otros; puede ser buena o mala, según como se mire, dice la psicóloga Luisa Vallejo, pues una persona podría explotar su potencial para evolucionar.

Sin embargo, el psicólogo David Correa Riaza explica que hay metas o estereotipos que establece la sociedad de lo que uno debería ser y esto puede traer ciertas presiones.

“Traigo a colación al autor Byung-Chul Han, quien dice que las personas tienen sobrevalorado el concepto del éxito. Este puede variar dependiendo de cada persona, pero la sociedad encasilló los logros ‘bien vistos’ como tener un buen trabajo, ganar dinero, tener el cuerpo perfecto y ahí llegan los prejuicios y estereotipos”.

Antes de cumplir un objetivo, es esencial mirar hacia adentro y preguntarse si realmente lo desea o es por la presión del otro; si es así, posiblemente sea difícil realizarlo ya que no habrá motivación.

“Tenemos que ser realistas y pacientes si queremos una transformación. Si es por expectativas sociales o presión externa, eso significa que constantemente nos comparamos con el otro. Pensamos ‘¿El otro por qué puede y yo no?, ‘¿por qué ellos tienen esto y yo no?’ y hay que entender que todos tienen diferentes oportunidades. Para algunos es más fácil, para otros más difícil, no todo es igual para cada persona”, dice David.

Es necesario que cada persona vaya a su propio ritmo y que mire dentro de sí para reconocer por qué quiere transformarse o introducir hábitos en su vida. Si establece un motivo concreto, será más fácil cumplir lo que se proponga.

“La razón por la cual se establece el objetivo, ayudará a que lo logre o no y sí creo que es muy importante que sea un propósito que cada persona desee, que haya motivación y no solo porque otras personas lo quieran”, dice Ayadith.

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Con la claridad de lo que realmente se desea, se pueden definir otros asuntos como: ¿qué se necesita para lograrlo? Desde lo económico, social, psicológico o relacional e identificar capacidades para cumplir las metas (disciplina, orden, etcétera).

En este inicio de año, no se deje llevar por la euforia de un nuevo comienzo, evalúe las razones por las que quiere cambiar y cómo lo hará en estos próximos meses.

Pulzo complementa: 

Cumplir metas y propósitos requiere un enfoque estratégico y un compromiso constante. Primero, es esencial establecer metas específicas y medibles que te brinden una dirección clara.

Divida los objetivos en tareas más pequeñas y alcanzables, lo que facilitará el seguimiento y la evaluación de su progreso.

Establezca plazos realistas también le ayudará a mantenerte enfocado y motivado a medida que avanza hacia sus metas.

 

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