Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Juan Orduz   Oct 30, 2023 - 10:33 am
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Los humanos respondemos al miedo de diferentes maneras: nos paralizamos, corremos, lo afrontamos gracias a un subidón de adrenalina y hasta podemos perder el control de los esfínteres. Así es como sobrevivieron nuestros ancestros ante la presencia de los peligros que los acechaban.

El miedo nos alerta enviando señales físicas que todos hemos sentido: aceleración del ritmo cardíaco, sudoración, dilatación de pupilas, además de liberación de hormonas como el cortisol y la sensación de adrenalina.

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Pero con el paso del tiempo, la humanidad encontró en esta sensación una manera de entretenerse, de jugar con él y los efectos químicos que produce, como la descarga de adrenalina y la tensión que baja después de un buen susto. En aquellos momentos existe placer y diversión.

Es por eso que en épocas como Halloween disfrutamos de asustar y ser asustados, de mirar películas de terror y de usar disfraces, o representar personajes que pueden ser tenebrosos como fantasmas, zombis, piratas o incluso asesinos.

El miedo como un juego

¿Qué hay de atractivo en jugar con el terror y el miedo? La psicóloga Marta Gutiérrez Restrepo, docente de la Facultad de Psicología de la Universidad CES, explicó que los humanos se sienten atraídos por el reto de superar, vencer o dominar el miedo. Los humanos probamos ser valientes jugando con estas emociones. Dominar es una palabra clave.

“Nosotros jugamos con el miedo, con la descarga de adrenalina, con la posibilidad de vencerlo. Eso es importante. También, se tiene la posibilidad de que en algún momento, después de esa descarga, se reciba algún alivio que trae liberación de serotonina (la hormona de la felicidad)”.

Es decir, después de sentir miedo, el cuerpo tiene una descarga de serotonina a modo de recompensa y también baja la tensión. Por eso las películas de terror, que tienen finales felices, suelen ser exitosas, porque hay una cúspide de emociones que causan satisfacción y la sensación de haber dominado lo terrorífico, dice la psicóloga Gutiérrez Restrepo.

Miedo real y recreativo

Si bien Aunque los efectos del miedo siguen siendo los mismos, es diferente estar en una situación de peligro real como, por ejemplo, si vas caminando por una calle vacía, y alguien te sigue. Distinto es si en Halloween decides entrar a una casa embrujada con amigos.

Aunque sepas que un demonio o una bruja te saltarán encima, no habrá riesgo. Esto ocurre porque si el cerebro se siente en un lugar seguro y fuera de peligro, es probable que tras el susto, haya excitación o alegría. Todo lo contrario a si es un miedo real.

En una situación en la que verdaderamente hay un riesgo, la persona no tiene posibilidad de controlar lo que va a ocurrir o de decidir cuándo parar lo que le causa miedo. Es por eso importante tener en cuenta también hasta qué punto se puede asustar a las otras personas, pues cada uno tiene límites.

¿Y a los que no les gusta?

Según expertos, el miedo se percibe diferente en cada persona. Puede ser más intenso para algunos y habrá situaciones a las que se expongan que parecerán demasiado reales.

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Si esto ocurre, el miedo como diversión desaparece, reemplazándolo por el miedo real. Esto sucede porque hay un desequilibrio en el cerebro entre la excitación del miedo y la sensación de control que puede tener la persona ante el peligro.

De hecho, un susto innecesario puede desencadenar fobias reales, como dice la psicóloga Guiérrez Restrepo.

“Es posible que las películas de terror o estas experiencias en algunos momentos ocasionen miedos reales, se pueden desarrollar fobias como temor a la oscuridad o temor a estar solos, principalmente en niños, aunque también puede ocurrir en adolescentes y adultos”.

Por el contrario, también puede haber casos en los que el cerebro de una persona no resulte suficientemente estimulante y la experiencia le resulte muy aburrida.

Aunque durante miles de años la humanidad sobrevivió gracias a las alertas del miedo, hoy en día puede permitirse un susto recreativo. De esos que siente cuando entra a una mansión del terror o cuando mira una película de miedo. Sin embargo, recuerde en Halloween respetar los límites de las personas y cuidar principalmente a los niños.

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