Quien atacó primero fue el arquero, que luego de la victoria de Colombia a Ecuador aprovechó su presencia como ‘analista’ del programa Planeta Fútbol para cobrarles a Meluk y a Iván Mejía (su compañero de cadena) por sus críticas a la Selección.

No era  ni la forma, ni el momento, ni las palabras. Aunque lo critican por sus pobres y obvios análisis de los partidos, con su acto, Mondragón se graduó como periodista deportivo de televisión, pues hizo lo mismo que a diario hacen la gran mayoría: generar show y formar pelea.

Eso es lo que vemos a diario en programas deportivos sea de Win Sports, Fox Sports, Claro, Espn, sea el que sea, pues es una fórmula viejísima, pero que todavía tiene un gran éxito, pues a todos nos gusta el drama.

Se le suma a Mondragón que le dio duro y donde más les duele a Meluk y a todas las ‘vacas sagradas’ del periodismo deportivo: su ‘pequeño’ ego. Ellos, aunque respaldados por su gran trayectoria, la gran mayoría de las veces siempre creen tener la razón, se la pasan criticando porque sí o porque no, y nunca ‘pierden’, siempre acomodan su opinión, más de una vez contradiciéndose con lo que habían comentado antes.

Lo triste del cuento es que los que les siguen y tienen la oportunidad de estar en televisión dando sus opiniones esa nueva generación de periodistas (que ya no es tan nueva) muy pocas veces se atreven a innovar en formatos, estilos o comportamientos, sino que prefieren hacer lo mismo, pues es lo que comprobadamente funciona.

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Pero esta no es una defensa al legendario arquero de la Selección, ni una crítica exclusiva para mis colegas – ¿Los puedo llamar así?. Para todos hay palo, y ‘El Turco’ es la muestra que para ser comentarista o analista deportivo no solo hay que haber jugado en una cancha.

Obviamente esa experiencia que tienen los exfutbolistas es valiosísima, pero las glorias colombianas que aparecen en la pantalla pocas veces la ponen en servicio de las transmisiones deportivas.

Por respetar los códigos de los vestuarios, los exjugadores nunca cuentan cómo es el seno interno de un equipo, ni tampoco cómo se manejan generalmente las distintas situaciones deportivas y extradeportivas. Nunca dicen qué es lo que viven, sienten y piensan los demás futbolistas y directores técnicos.

Su posición es bastante respetable, entonces lo que se les exige es su visión puntual del juego. Pero ahí Mondragón y la gran mayoría se rajan. Y no porque no sepan, pues lógicamente su sabiduría en el juego es innegable, sino que no saben comunicarla, lo cual es lo más complicado.

Hay espacio para todos, pues el aporte de los deportistas puede ser buenísimo, pero hay que prepararse, tal como lo hacían en su época de futbolistas, solo que en este medio no se habla con los pies. Estudiar no es una garantía de que se hará bien, pero seguro ayuda bastante.

El contrapunteo entre periodistas y exfutbolistas-comentaristas seguirá e incluso se intensificará si le seguimos dando importancia, como en esta columna. Esto es televisión, se da lo que entretiene a la gente. Pero cada vez que vea más discusiones de este tipo, recuerde que ninguno tiene la razón y que todo es como en la lucha libre, puro espectáculo.

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