Su nombre salió a flote tras las explosivas declaraciones del exsenador y excandidato a la alcaldía de Medellín Juan Carlos Vélez Uribe al diario económico La República sobre la estrategia del No, en las que reconocía que habían dejado de lado la explicación de los acuerdos para centrarse en la indignación, para que “la gente votara verraca”.

Unos estrategas de Panamá y Brasil nos dijeron que la estrategia era dejar de explicar los acuerdos para centrar el mensaje en la indignación. En emisoras de estratos medios y altos nos basamos en la no impunidad, la elegibilidad y la reforma tributaria, mientras en las emisoras de estratos bajos nos enfocamos en subsidios”,

dijo Vélez Uribe, en entrevista con La República, reconociendo que habían tergiversado, pero que eso también lo había hecho la otra campaña, la del Sí.

Dado el resultado favorable al No en las urnas, Vélez Uribe no dudó en calificar su campaña como la más efectiva y barata de la historia. ¿Qué tan barata? Unos 1.300 millones de pesos, uno de cuyos aportantes fue el Grupo Bolívar, propietario de Davivienda.

A las primeras horas del escándalo que provocaron las declaraciones de Vélez Uribe, Blu Radio aseguró que Davivienda iba a publicar un comunicado de prensa en el que decía que había aportado a las 2 campañas, a la del Sí y la del No.

De hecho, horas después, quien hizo el pronunciamiento fue el Grupo Bolívar.

“(…) El grupo Bolívar… aclaró que efectuaron donaciones de manera equitativa tanto en favor de la campaña que apoyaba el Sí al acuerdo como de la que apoyaba el No al acuerdo. Además, agregan que “patrocinaron la divulgación de 600.000 cuadernillos pedagógicos que explicaban el alcance del acuerdo, con el fin de que la ciudadanía estuviera suficientemente informada para votar en conciencia”, dice La República.

Aportes hechos al estilo del Grupo Bolívar han sido comunes en las compañas presidenciales colombianas: los grupos económicos aportan a los candidatos más opcionados, siguiendo el ‘sabio’ principio inversionista de que “no hay que poner todos los huevos en una misma canasta”.

Pero lo que llama la atención es que este caso (aparentemente) no se trataba de una elección presidencial o de un candidato, sino de una política de Estado, y no cualquier política, con la que se puede estar o no de acuerdo, pero no las 2 cosas al mismo tiempo: se apoyan o no los acuerdos de paz firmados con las Farc.

Para ponerlo en perspectiva, suponga que la British Petroleum hubiera sentado posición sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Al más inocente de los votantes le hubiera parecido raro o exótico que financiara al mismo tiempo la campaña para salir y a la que buscaba evitarlo.

Suena más exótico, no en el Reino Unido, sino acá en Colombia, cuando se toma en cuenta la cercanía del Grupo Bolívar con la Universidad Externado,  cuyo rector no solo estuvo involucrado en el capítulo de justicia transicional, sino que se le considera su padre. (La Universidad es accionista del grupo)

Por eso llama la atención la financiación del Grupo Bolívar y Davivienda al Sí y al No, que no muestran una convicción con la paz sino un interés de congraciarse con quienes promovían cada una de las posiciones: probablemente, el santismo en el poder, y el uribismo con grandes opciones en el 2018.

Vistas así las cosas es que la forma “equitativa” de los aportes del Grupo Bolívar y Davivienda dejan un mal sabor, tanto como las declaraciones del gerente de la campaña del No, el señor Vélez Uribe.

Una cosa es financiar una campaña de divulgación de los acuerdos para que la gente votara en conciencia y otra, como terminó haciéndolo, financiar una campaña de desinformación como la que lideró Vélez.

Escuche aquí los audios de las controvertidas cuñas.

En defensa del Grupo Bolívar se podría decir que él no fue el único incoherente: el Grupo Ardila dice haber financiado el Sí, pero la directora de Noticias RCN, Claudia Gurisatti, se dedicó a defender el No.

LO ÚLTIMO