Todo comenzó después de que Sanabria y la abogada y tuitera Natalia Bedoya participaran el lunes en W Radio en un debate en torno a la decisión que tomaron en el corregimiento de El Saladito, Valle del Cauca, de ponerle el nombre de Álvaro Uribe a la biblioteca que funciona en ese lugar.

Bedoya, reconocida uribista, defendió esa iniciativa, mientras que Sanabria la descalificó. En la emisora, como es de esperarse al aire, todo pareció cordialidad y respeto entre las dos partes. Pero después la cosa subió de tono en Twitter.

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El martes pasado, Bedoya, para probar que sí existe adoctrinamiento por parte de profesores en colegios, algo que había negado Sanabria, publicó este trino con una fotografía en la que hay varios niños con la pancarta “Abrazamos la JEP”.

De inmediato, Sanabria respondió: “Claro que abrazamos la JEP niña enciliconada”, con error de ortografía incluido, a lo que agregó una afirmación con apariencia de argumento. Bedoya lo puso en evidencia en la misma red social.

Bedoya también le respondió respetuosamente y recordando una regla general que gobierna todo el ámbito de la argumentación.

Sanabria continuó con una respuesta en la que presenta excusas por su error ortográfico, lo corrige, pero enseguida pone en duda la calidad de los argumentos de Bedoya (escribe esa palabra entre comillas).

Y en la noche de este miércoles ratificó lo que denomina sus “excusas públicas”, pero la mecha que él mismo encendió ya estaba muy prendida y en las diferentes interacciones en la red social, si bien hay quienes lo defienden, se desbordó el rechazo a su actitud y el pedido de que renuncie como docente de la Universidad Nacional.

No es la primera vez que Sanabria descalifica a mujeres en Twitter. En 2017 lo hizo con la periodista María Isabel Rueda, algo que también le costó.