La sanción la dio a conocer el alcalde de esa población, Jaime Andrés Pérez, al confirmar en Caracol Radio que la obra es ilegal porque no tenía permisos, y que él mismo tendrá que ratificar la sanción contra el proclamado brujo y pastor de la ‘iglesia luciferina’.

“La secretaría de planeación de Quimbaya profirió una sanción por 230 millones de pesos, porque el señor hizo la construcción de más de 1.000 metros cuadrados de manera ilegal […] Entiendo que ha obstaculizado mucho el proceso administrativo”, dijo el mandatario local en la emisora.

Pérez dijo que Rozo ya “perdió una tutela” y que todavía tiene un recurso para apelar la decisión, pero que sin embargo es su alcaldía la que decidirá en segunda instancia la sanción.

Llama la atención, en este caso, que el mismo alcalde Pérez había dicho a El Tiempo, en febrero de 2016, que la construcción era ilegal y que si el propietario no pagaba “una multa de 64 millones de pesos” para subsanar el daño entonces las autoridades locales harían “la demolición pertinente”.

No obstante, Damián Rozo, citado por KienyKe, manifestó que no dejaría tumbar la iglesia porque pensaba pagar la sanción.

“Es verdad que hay mucha gente que quiere demoler, pero no dejaré que eso pase, eso no es tan sencillo. Eso se soluciona pagando la multa. Es verdad que cometí un error administrativo, pero eso no quiere decir que se va a demoler”, explicó el hombre a ese medio.

Si bien Rozo ha negado enfáticamente en varios medios que su templo es para adorar a Lucifer, y no al diablo como muchos dicen, lo cierto es que en sus redes emprendió una campaña en la que invita a sus seguidores a rendir tributo “a satanás y al diablo”. Además, en ellas se presenta “como el mejor brujo de América Latina”.

Por ahora, se espera un nuevo pronunciamiento de la alcaldía de Quimbaya para establecer si Rozo puede abrir su iglesia al público, o si la construcción será demolida.

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