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En otras palabras —se puede leer entre líneas en la columna de De Francisco—, la combinación esposa-mamá constituye la mejor fórmula ‘matapasiones’.
Específicamente, explica De Francisco, “la asociación inconsciente de acostarse con la mamá” no le deja al hombre “espacio para el deseo”. Pero la columnista toma distancia: “Esto no es ni bueno ni malo, simplemente tiende a ser así”.
Una tendencia que viene de antaño, desde cuando las abuelas entendían que su deber como esposas “era paliar de alguna manera la ‘orfandad’ en que su recién casado compañero quedaba después de dejar la casa paterna”, dice De Francisco. “Una de sus grandes preocupaciones era evitar que su marido extrañara demasiado a su madre”.
De francisco advierte que aunque eso sea parte de la naturaleza femenina y de las buenas intenciones de las mujeres, “tal factor puede tener sus consecuencias no tan agradables con el hombre que deseamos”.
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