Así lo asegura el columnista de El Espectador Santiago Gamboa, sorprendido por el hecho de que para mucha gente en el país el premio no tiene ningún valor o “mediana valía”.

Para Gamboa, esa percepción es el resultado de una campaña de desinformación muy similar a la que hicieron en el plebiscito los del No, “a los que hoy podemos definir como los del Nunca”.

No me cabe duda de que en las filas de la oposición de ultraderecha, es decir el Centro Democrático y en concreto el senador Álvaro Uribe, este sábado se tragará mercurio cromo de la envidia, y esto corroerá sus intestinos y les hará sentir un sabor agrio en la boca cuando se abalancen sobre los asados o almuerzos sabatinos o se tomen esos primeros traguitos previos a la celebración de la Novena”.

Y añade:

Supongo que la mayoría permanecerá por prescripción médica lejos de los televisores, pero tendrán a su gente estudiando cada palabra de lo que se diga y del discurso de Santos para, luego, después de un buen canelazo y cuando hayan terminado de cantar el “Ven a nuestras almas, Jesús, ven, ven”, empezar la cotidiana labor de menoscabar, rebajar, denostar, injuriar y envilecer este premio, que en términos de algunos fue comprado por el comunismo mundial para Santos, demostrando en cada una de sus disparatadas objeciones no sólo su grosería y necedad, sino sobre todo su ignorancia”.

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