Las tensiones entre el ELN y el Gobierno no paran de escalar a escasos días de que inicie el segundo ciclo de conversaciones en México.

Tras una reunión de emergencia en Venezuela para calmar la “crisis” por el fallido cese al fuego bilateral, el jefe de la delegación del Gobierno, Otty Patiño, y el máximo comandante de esa guerrilla, Antonio García, se han atacado entre sí y hasta han amenazado con dejar las negociaciones en el mismo punto que quedaron bajo el gobierno del Iván Duque: suspendidas y con retrocesos importantes.

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Las críticas son de lado y lado, pero suelen ser más incendiarias las que vienen del Comando Central del ELN, Antonio García y Pablo Beltrán, jefe negociador de esa guerrilla.

Recientemente, los elenos criticaron la paz total de Petro asegurando que los querían meter en el mismo costal de bandas narcoparamilitares como el Clan del Golfo, un hecho que no es del todo cierto porque ellos, como insurgencia, fueron cobijados bajo una figura política, un estatus que no comparten grupos armados como el Clan, la Segunda Marquetalia y las Autodefensas de la Sierra Nevada de Santa Marta.

El origen de la pelea

Pese a que la mesa de negociación se instaló en tiempo récord y avanzó con éxito en los primeros meses del gobierno del presidente Gustavo Petro, esos pasos agigantados se vieron frenados por un anuncio del jefe de Estado en el que aseguraba que había pactado un cese al fuego bilateral con cinco grupos armados, entre ellos el ELN.

Apenas tres días después de ese anuncio, la guerrilla salió a rectificar al presidente y aseguró que no había sido contactada para esa decisión y que las “imposiciones unilaterales” de la Casa de Nariño habían metido a las negociaciones en una crisis de la que había que salir con cuidado.

El problema escaló tanto, que Patiño convocó a una reunión de emergencia en Caracas, Venezuela, para calmar los ánimos y blindar el inicio del segundo ciclo de conversaciones en México.

Y funcionó. Ambas delegaciones salieron contentas de esa reunión del 18 de enero y pactaron volverse a encontrar en territorio mexicano para, ahora sí, decretar un cese al fuego bilateral construido por ambas partes.

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La tregua no duro ni un mes

Pero los efectos de esa conciliación no duraron mucho. El Ejército de Liberación Nacional volvió a enojarse pronto y publicó por lo menos tres artículos en su portal web criticando fuertemente la política de paz total de este Gobierno.

García lo resumió en su cuenta de Twitter: “Parece que “la paz total”, estuviese comprometida con otros negocios. El proceso de paz con el ELN no puede utilizarse como “paraguas” de asuntos no claros. (…) El gobierno no se ha puesto a tono con lo acordado en la Mesa, si el ELN sigue siendo considerado GAO, quiere decir que seguimos en el mismo punto que lo dejó Duque, o sea no despegamos como debería ser”, aseveró.

Sin embargo, la más fuerte de esas declaraciones se conoció este jueves. En un pronunciamiento titulado como “Paz y perdón social”, la guerrilla criticó las supuestas visitas del hermano del presidente, Juan Fernando Petro, ofreciendo beneficios en las cárceles.

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“¿Los narcos y corruptos hicieron acuerdos de inframundo con el hermano del Presidente? (…) Las similitudes entre la Paz Total y el Pacto de Ralito, a través del cual el Gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010), intentó darle estatus político a los narcoparamilitares, en donde también se colaron grandes capos del narcotráfico, entonces, ¿estamos ante un Ralito 2.0?”, concluye el comunicado.

A todo esto, el Gobierno ha mostrado prudencia y ha respondido poco. De todos los ataques, el único que ha salido a responder fue Otty, quien aseguró que “Antonio García” no ha entendido la paz total y que, si quiere hacer política, la haga sin armas