En su más reciente visita a la región del Magdalena, que integra 10 municipios y comprende cerca de 45.000 hectáreas, el ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, anunció una inversión por 18.700 millones de pesos para contrarrestar la devastación, destacó El Heraldo.

Sin embargo, estos recursos parecen mínimos frente a los enormes estragos que deja el daño continuado en el santuario natural.

La Ciénaga ha sido afectada por la ampliación de cultivos de palma en zonas de humedales, los incendios forestales inducidos, la construcción de diques, el relleno de humedales para zonas logísticas, la introducción de búfalos y hasta la construcción de los distritos de riego que fueron amparados por el programa Agro Ingreso Seguro, puntualizó Razón Pública.

A eso se suman otros males como la “sedimentación, el exceso de sal, la falta de agua dulce, la cantidad de jarillones que han bloqueado su equilibrio e incluso las megaobras que transforman las vías del país”, agregó El Colombiano.

La devastación ha sido tan grande e irreversible que una de las consecuencias de la falta de oxígeno en la laguna litoral fue la muerte, hace dos meses, de más de 10 toneladas de peces, agregó el diario antioqueño.

El ministro Murillo advirtió que la Fiscalía estará tras las personas que atentan contra el equilibrio ambiental de la Ciénaga, declarada por la Unesco en 1998 como territorio Ramsar o de uso racional de todas sus características ecológicas, señala The Ramsar Convention on Wetlands.

Entre las actividades ilícitas que perseguirán las autoridades ambientales están “el desvío y represamiento de ríos, sin la debida concesión de aguas, ni las autorizaciones pertinentes. Así mismo, la agricultura y la ganadería extensiva hacen parte de la lista de infracciones que vienen afectando el ecosistema en la zona”, subrayó el diario El Heraldo.

El periódico barranquillero logró algunas imágenes aéreas que muestran el impacto ambiental que ha sufrido el delicado ecosistema de humedales de la Ciénaga.

El profesor universitario y politólogo, Manuel Enrique Becerra, describió en su columna de El Tiempo la enorme riqueza que está muriendo:

Necesario es recordar que la Ciénaga es el ecosistema delta-lagunar más extenso en el Caribe colombiano, y que se caracteriza (¿o se caracterizaba?) por una gran riqueza en biodiversidad. Tiene un área aproximada de 4.900 km², de los cuales más de 700 km² son espejos de agua de más de 20 lagunas interconectadas entre sí por una red de caños. En ella se mezclan flujos de agua salada y de agua dulce: los primeros provienen del mar Caribe, a través de varias entradas naturales que atraviesan la isla de Salamanca, y los segundos llegan por el oriente de los ríos y riachuelos que bajan de la Sierra Nevada de Santa Marta y, por el occidente, de canales del río Magdalena. En la Ciénaga existen dos áreas protegidas: Vía Parque Isla de Salamanca y el Santuario de Fauna y Flora”.

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