No bien el presiente Gustavo Petro comenzó su visita oficial a China, las tensiones con la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, se volvieron a presentar. La razón: uno de los temas que iba a tratar el mandatario en el gigante asiático era el metro de la capital colombiana. Su propósito era ponerlo en la agenda con el presidente chino, Xi Jinping —algo que finalmente no consiguió—, y también tratarlo con la empresa que construye la obra en Bogotá.
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Incluso antes del viaje de Gustavo Petro a China, la alcaldesa López venía exigiendo respeto por su gestión como mandataria local, por los contratos que ya están firmados, por las obras que ya andan por el 25 % de ejecución, y por los bogotanos que no quieren más dilaciones en ese proyecto fundamental para mejorar la movilidad.
En declaraciones desde China, Petro aseguró que, después de reunirse con la empresa que construye el metro en Bogotá, había quedado claro que sí había viabilidad jurídica y económica para subterranizar una parte de la primera línea, y también aseguró que las modificaciones correrían a cargo en su totalidad por el Gobierno Nacional.
El tema, incluso, se ha vuelto determinante en las elecciones del próximo domingo, pues todos los candidatos a la Alcaldía de Bogotá han asegurado que si llegan a ganar seguirán con el metro tal y como está contratado. Salvo Gustavo Bolívar que se manifestó a la espera de lo que pudiera conseguir Petro en China, pese a haber firmados un curioso compromiso en una notaría.
Después de las últimas declaraciones de Petro en China, la alcaldesa López, en un recorrido que hizo por la ciudad mostrando algunas ejecutorias de su administración, volvió a arremeter contra el presidente, y lo hizo con una curiosa conclusión.
“Es una falta de respeto que le estén preguntando a un gobierno extranjero qué quiere hacer con la vida de [la localidad] Kennedy y con la vida de Bogotá”, dijo enardecida la alcaldesa. “Tanta vuelta y tanto viaje para reunirse con la misma empresa, porque no lo recibió el gobierno de China para hablar del metro de Bogotá”.
“El presidente de China respeta a Colombia, respeta a Bogotá y respeta los contratos, y no aceptó hablar con un jefe de Estado de un contrato en un municipio en América Latina. Fue a hablar con la empresa que está construyendo el metro. Se hubiera ahorrado el viaje, presidente; están aquí en Bogotá”, dijo López.
“La interpretación jurídica de si se puede o no reformar un contrato, cuando no hay acuerdo entre abogados que tienen diferentes interpretaciones la debe hacer el Conejo de Estado”, concluyó la alcaldesa.
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