Álvaro Uribe le concedió una entrevista esta mañana a Caracol Radio y en ella insistió en los reparos que tiene hacia la reforma tributaria presentada por el Gobierno, al igual que confirmó que ya fue vacunado contra el coronavirus y le pidió al presidente Iván Duque que acepte inmunizarse contra la enfermedad.

En el diálogo que tuvo con Vanessa de la Torre, al líder del Centro Democrático le preguntaron por la anécdota que contó Tomás Uribe en una entrevista con la revista Bocas. El hijo mayor del expresidente señaló que su papá le hizo tomar jugo vomitado a su hermano Jerónimo, para que aprendiera a no renegar de la comida.

Así fue como lo contó el empresario: “A él (a Jerónimo) no le gustaban los jugos con pepitas y un día le sirvieron un jugo de fresa con banano. Lo tomó y se vomitó en el vaso. Mi papá se lo hizo tomar y hasta ahí nos llegó el capricho de no me gusta esto o aquello. Regaños que agradezco: formativos”.

Uribe reconoció que ese episodio sí sucedió, pero indicó que no de la forma como lo expresó su hijo Tomás. De todas maneras, el exsenador reconoció que usó métodos drásticos para educar a sus hijos y que con los años aprendió que se pudo haber equivocado en algunas cosas.

“Yo, papá muy joven, había una idea que por fortuna se ha cambiado, una idea de ser muy drástico con los hijos. Yo de pronto cometí esos errores. Le dije a Tomás: ‘Hombre, no tan exagerado como tú lo dijiste’. Le hice tomar el jugo, es cierto, de pronto un error, pero no en las condiciones que Tomás dice“, señaló el expresidente cuando le preguntaron por ese polémico episodio, que lo convirtió en objeto de numerosas críticas durante los últimos días.

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Acto seguido, Uribe hizo referencia a lo insistente que es con su familia en torno al respeto por la comida. “Lo que yo sí les he dicho mucho, a los nietos también, es: ‘Aprendan a comer de todo, aprendan a servirse lo que sean capaces de comer’. Hay que pensar siempre en tantas personas sin alimentos suficientes”, indicó.

Por último, el exmandatario reconoció que se equivocó en aquellos años en los que acudió a comportamientos drásticos para educar a Tomás y Jerónimo. “Puede que en ese momento me equivoqué. Uno aprende. Hoy hay unos sistemas educativos mucho mejores que los que se aplicaron cuando yo estaba pequeño, o aquellos que al principio les apliqué a mis hijos. En eso uno tiene que ser receptivo”, concluyó.