Karl Kreile y Bodo Mende se convirtieron el domingo en los primeros homosexuales en casarse en Berlín, consagrándose para que las parejas gais y lesbianas dejen de ser “uniones de segunda clase” en Alemania.

La reciente instauración del matrimonio homosexual y la apertura de la adopción para las parejas de mismo sexo se llevaron a cabo sin grandes sobresaltos en el país, dado que la sociedad y la clase política estaban a favor de ambas medidas.

“Esto no cambia mucho la situación para nosotros porque no vamos a adoptar ningún niño, pero es altamente simbólico: ahora somos una pareja como las demás”, explica Karl Kreile, de 59 años, en el barrio de Schöneberg.

“Es un bonito paso hacia delante, pero el Estado debe continuar la lucha contra la homofobia y la transfobia y también, a nivel internacional, trabajar por el final de la penalización de la homosexualidad”, declara su marido, Bodo Mende, tras haber probado un trozo de pastel arcoíris, el color de la bandera LGTBI (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales).

La pareja, que llevaba años militando por el matrimonio homosexual, ya fue una de las primeras en firmar un contrato de unión civil en 2002.

Aunque no abran los domingos, varios ayuntamientos, incluidos los de Berlín, Hamburgo y Fráncfort, decidieron celebrar bodas desde este 1 de octubre, fecha en la que entra en vigor la ley.

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“Estoy encantado de que nuestra ciudad acoja una de las primeras uniones homosexuales para lo que, más allá de los debates abstractos, es una medida igualitaria: lo que está en juego es la felicidad de personas muy concretas con sus deseos y sus esperanzas, sus sentimientos y sus necesidades”, celebró el alcalde de Berlín, el socialdemócrata Michael Müller.

Sin embargo aún han de resolverse algunos errores. Debido a un problema de actualización informática del programa utilizado por la ciudad de Berlín, en los formularios administrativos, una persona debe aparecer por fuerza como “hombre” y la otra como “mujer”.

La ley sobre el matrimonio homosexual, votada el 30 de junio, modificó el código civil definiendo la boda como “una unión de por vida entre dos personas de sexo diferente o idéntico”. Alemania se convirtió con su aprobación en el país número 15 europeo en ampliar de esta forma la definición del matrimonio.

Las parejas homosexuales que deseen casarse tendrán los mismos derechos que las parejas heterosexuales, incluida la posibilidad de adoptar a niños.

Esa evolución legislativa es el resultado de largos años de lucha de la comunidad LGTB. Apoyada sobre todo por los Verdes, la asociación alemana de gais llevaba militando desde 1990 a favor del matrimonio homosexual.