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Este artículo fue curado por Luis Bello   Ago 17, 2023 - 6:02 pm
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El miércoles 16 de agosto se produjeron escenas aterradoras en Pakistán, cuando al menos cuatro iglesias fueron incendiadas y un cementerio cristiano profanado por cientos de hombres armados con palos y piedras en un barrio predominantemente cristiano de la ciudad oriental de Faisalabad. Los incidentes se produjeron después de que un grupo fanático acusara a una familia cristiana de profanar el Corán.

El jueves 17 de agosto, la policía paquistaní vigilaba el barrio cristiano asaltado la víspera por musulmanes en el este del país, y las autoridades locales anunciaron más de un centenar de detenciones tras la violencia desatada por las acusaciones de profanación del Corán.

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Por la mañana, cientos de policías estaban desplegados en la zona, algunos de ellos montando guardia alrededor de la iglesia principal del Ejército de Salvación, con sus ventanas y paredes ennegrecidas por el fuego. Durante los actos violentos, la cruz de la cima de la iglesia fue arrancada. Al menos cuatro iglesias y siete casas fueron atacadas, dijo a la AFP un representante de la policía en el lugar de los hechos.

Iglesias incendiadas y saqueadas bajo los vítores de una multitud de hombres que blanden palos y lanzan piedras: estas escenas filmadas en el barrio de Jaranwala, en las afueras de la ciudad industrial de Faisalabad, en el Estado de Punjab, recorrieron el miércoles las redes sociales, explica nuestra corresponsal en Islamabad, Sonia Ghezali.

Algunos líderes religiosos hicieron un llamamiento desde las mezquitas: “Los cristianos han profanado el Corán. Todos los mulás, todos los musulmanes, deben reunirse frente a la mezquita. Si están sentados en casa desayunando, deberían morirse de vergüenza.

A estas alturas, todas las carreteras de la ciudad deberían estar bloqueadas”. Tras estos llamamientos, las hordas de hombres asaltaron el domicilio del acusado y después los edificios de la minoría religiosa cristiana, y la policía afirmó haber detenido a la persona acusada de profanar el Corán.

“Pedimos justicia y acción por parte de la policía y de quienes administran justicia (…) para que intervengan inmediatamente y nos aseguren que nuestras vidas tienen valor en nuestra propia patria”, publicó en Twitter (X) el obispo de Lahore, Azad Marshall. La iglesia se ha visto inmersa en situaciones parecidas en los últimos meses. 

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Las leyes contra la blasfemia se utilizan para atacar a las minorías religiosas

La cuestión de la blasfemia es especialmente delicada en Pakistán, donde incluso las acusaciones no probadas de ofender al Islam pueden llevar al asesinato y al linchamiento.

La Comisión Independiente de Derechos Humanos de Pakistán ha señalado en repetidas ocasiones que las leyes contra la blasfemia se utilizan como arma para atacar a las minorías religiosas y saldar venganzas personales, y que estos incidentes violentos no han dejado de aumentar desde hace varios años. Hace diez días, un profesor acusado de blasfemia fue asesinado a tiros en la provincia de Baluchistán. Por suerte no se registraron victimas, cómo sucedió a principio de año en situación parecida.

Los cristianos, que representan en torno al 2% de la población, ocupan uno de los escalones más bajos de la sociedad pakistaní y con frecuencia son objeto de acusaciones espurias e infundadas de blasfemia. Políticos han sido asesinados, abogados muertos y estudiantes linchados a raíz de tales acusaciones.

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En Twitter (X), el nuevo primer ministro interino de Pakistán, Anwaar-ul-Haq Kakar, se declaró “indignado” por estos hechos y anunció “medidas severas contra quienes violan la ley y atacan a las minorías”.

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