Egil Hansen lamentó el requerimiento recibido por el Aftenposten —el mayor diario de Noruega— para “retirar o pixelar” la imagen de la niña de Napalm, considerada “por mucho la fotografía documental más icónica de la guerra de Vietnam”, y la posterior intervención, “sin dar tiempo a una respuesta”, para eliminar la publicación y bloquear la cuenta de uno de los periodistas del medio, sin mediar diálogo alguno.

Aftenposten / Aftenposten

“Escuche, Mark, esto es serio”, dice Egil Hansen al inicio de su carta al jefe de Facebook. “En primer lugar, usted crea normas que no distinguen entre la pornografía infantil y famosas fotografías de guerra. A continuación, practica estas reglas sin permitir espacio al buen juicio. Finalmente hasta censura las críticas en contra —y una discusión acerca de la decisión— y castiga a la persona que se atreve a darle voz a las críticas”.

Creo que está abusando de su poder, y me resulta difícil de creer que haya pensado bien a fondo su papel”.

El periodista recuerda que la declaración de la misión de Facebook afirma que su objetivo es “hacer el mundo más abierto y conectado”, y destaca el papel de la red social como “un canal para compartir videos musicales, cenas familiares y otras experiencias”, pero considera que está cumpliendo su misión de una manera superficial:

Si no va a distinguir entre la pornografía infantil y fotografías documentales de una guerra, esto simplemente promoverá la estupidez […]  Si anhela incrementar el entendimiento real entre seres humanos, usted tiene que ofrecer más libertad para poder conocer todo el amplio rango de expresiones culturales y poder discutir asuntos sustanciales”.

Espen Egil Hansen le recuerda a Zuckerberg los peligros de publicar o prohibir imágenes sin tener en cuenta el contexto y pone como ejemplo algunas caricaturas sobre Mahoma publicadas a finales de 2005, descontextualizadas y censuradas, en hechos que dieron lugar a grandes manifestaciones de violencia, y asesinatos.

Esta fue la publicación original censurada / Cortesía Aftenposten / Esta fue la publicación original censurada / Cortesía Aftenposten

En otro fragmento de la carta, el editor noruego argumenta: “Los medios de comunicación libres e independientes tienen una tarea importante en llevar la información, aun incluyendo imágenes que a veces pueden ser desagradables y que la élite gobernante y tal vez incluso ciudadanos ordinarios no pueden soportar ver u oír, pero que podrían ser importantes precisamente por esa razón.

El derecho y el deber, que todos los editores en el mundo tienen, no deben ser socavados por algoritmos codificados en su oficina en California”, concluye.