Según Puigdemont, luego del referendo ilegítimo del pasado primero de octubre (que produjo una violenta respuesta de la Guardia civil de España), Cataluña “se ganó el derecho a ser independiente”.

En su intervención, el mandatario reconoció que nunca habrá un consenso total sobre la polémica cuestión de la independencia, pero aseguró que sí hay una comprensión más general de que la única “manera de avanzar no puede ser ninguna otra que la democracia y la paz”, cita Público.

Sin embargo, a pesar de que hizo el anuncio de la independencia, poco después pidió suspenderla para iniciar un proceso de diálogo y así llegar a una “solución acordada” que favorezca las “demandas del pueblo de Cataluña”, agrega El País.

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A pesar de eso, Puigdemont dijo que la única respuesta que ha recibido de parte del Estado ante la iniciativa del diálogo ha sido “una negativa radical y absoluta” acompañada de lo que él llama una “persecución a las instituciones catalanas”. Y agregó:

“No somos unos delincuentes, ni unos locos, ni golpistas ni abducidos. […] No tenemos nada contra España y los españoles”.

Por su parte, luego de la declaración del presidente catalán, la diputada Inés Arrimadas, opuesta a la independencia, hizo una serie de duras críticas al mandatario por lo que ella considera un nacionalismo “rancio” que va en contra de los valores de unidad de la Unión Europea, que le ha expresado su apoyo al gobierno español.

“Ustedes son el peor nacionalismo que hay en Europa. Se han equivocado de siglo y de lugar”, dijo indignada la legisladora.

Minutos después de la intervención de Puigdemont, el gobierno español, del presidente Mariano Rajoy, rechazó el hecho de “hacer una declaración implícita de independencia para luego dejarla en suspenso de manera explícita”, cita La Vanguardia.

El mismo medio agrega que fuentes del Gobierno han asegurado que no se puede dar por hecho que la mayoría de los catalanes quiere la independencia de su comunidad.

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