Acaban de ascender el Carstenz, la montaña de más altura en Oceanía (4.884 metros), casi 4 kilómetros más pequeña el Everest. Tal vez por esto los mismos expedicionarios confiesan que alcanzaron a subestimar su más reciente reto.

Juan Pablo Montejo, el más joven del grupo, reveló en la rueda de prensa de recibimiento a los deportistas, cómo sus colegas escaladores le respondían con un “¡aaahh bueno!” a la supuesta facilidad que tendría el reto. Pero se encontraron con un panorama diferente:

La sufrimos al comienzo. Los 6 primeros días nosotros teníamos un poco claro que teníamos que atravesar una selva espesa, humeda, complicada, pero en realidad las jornadas fueron más largas de lo que pensábamos… y fue una verdadera hazaña poder haber llegado sanos al campamento base”

El hecho de contrarrestar la lluvia, cruzar sobre troncos caídos, ríos, entre otros obstáculos, fueron más que especiales para Nelson Cardona, alpinista que convive con una prótesis que durante la travesía tuvo que limpiar cada 15 minutos para evitar alguna infección y hasta vio cómo se le caía durante la escalada a una pared de la montaña.

“No me esperaba una selva tan violenta como esta… todo lo que tú tocabas te hería y al otro día se infectaba”, afirma el hombre que admitió reprocharse el no haber ido en helicóptero hasta el campamento base, pero que al ver el apoyo a su alrededor dijo haberse dado cuenta de que tenía “la posibilidad de vencer lo imposible”.

Los montañistas afirman que cada montaña es una empresa; no obstante, duraron 2 años en crear toda la logística para ascender al Carstenz. La misión ahora es que todos los miembros del equipo coronen sus ‘7 cumbres’, ya que quienes las completaron fueron los veteranos Juan Pablo Ruiz y  Marcelo Arbeláez. Además sueñan con seguir transmitiendo sus enseñanzas a los alpinistas colombianos del futuro.

 

 

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