Pero fue su compañero de la Sampdoria Matías Silvestre el que impactó la pelota con un cabezazo que dio en el travesaño y luego picó sobre el césped, por fuera de la portería del Genoa.

El reloj del árbitro vibró como si el esférico hubiera sobrepasado la línea de gol, pero en realidad nadie de Sampdoria reclamó; sin embargo, el juez central tuvo que detener el partido una vez terminó la jugada, para verificar que la anotación no se produjo.

La prensa italiana da cuenta de que se trató de un corto circuito en el dispositivo, pero que este se seguirá utilizando.