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Pero no solo eso. Quintero también remarca en su columna que esas disciplinas distintas al fútbol, que hasta ahora han puesto en lo más alto el nombre del país con medallas de oro y plata, las practican deportistas que buscan derrotar la miseria, afectados por la violencia, y cuyas familias tuvieron que salir huyendo “porque los iban a matar o porque los iban a desalojar”.

“Es increíble que aún no hayamos entendido que no es el fútbol el que nos pone en el firmamento deportivo”, dice Quintero. “Los otros deportes que realmente nos han dado gloria, como el boxeo, pesas, bicicross, salto triple, entre otros, sobreviven en medio de la miseria”.

En su columna, Quintero solo se refiere a Caterine Ibargüen (oro en salto triple), Óscar Figueroa (oro en pesas), y Yuberjen Martínez (plata en boxeo). Pero Francisco de Roux, en su columna de El Tiempo, agrega a esa flamante lista a Yuri Alvear (plata en yudo), y destaca otro común denominador importante entre ellos: son negros.

“Negras y negros que celebran entre risas y lágrimas el orgullo de ser colombianos. Nacidos entre nosotros, pero no en la comodidad y el cuidado de los hospitales y clínicas de las ciudades, sino en viviendas modestas de Apartadó, Zaragoza, Jamundí y Chigorodó”, agrega De Roux.

Para De Roux, las medallas que han obtenido estos atletas son “como flores de loto sobre la realidad cruda del pantano de su historia étnica”. Y agrega que eso cuatro deportistas negros son “campeones sobre la exclusión, la desigualdad y la violencia”, y “nos envuelven en la fiesta de ser colombianos, y con su gesto generoso no regalan la reconciliación y, sin decirlo, nos invitan al perdón que nosotros no nos atrevemos a pedirnos ni a ofrecernos”.

En la semejanza de las historias de vida de estos deportistas coincide Haroldo Martínez en su columna de El Heraldo: son iguales por “el gueto, las dificultades económicas, la discriminación, la promesa fallida del patrocinador o del político, la supervivencia, el enorme sacrificio de pasar por encima de todo eso y asistir de manera imperturbable a los entrenamientos”.

Y concluye que es de todos esos factores de donde nace la fortaleza mental de los deportistas para llegar hasta el podio, “no de conseguirle una casa a la mamá”.

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