Se trata de un hecho sin precedentes que realza el perfil de este torneo, considerado el quinto más importante, pero falto del abolengo de los cuatro Grand Slam.

“En la final hay grandes cosas en juego, es un honor jugar este partido histórico, jugarse el número uno mundial en el último encuentro del año”, señaló Novak Djokovic sobre el encuentro.

El ganador dormirá en el trono hasta la próxima temporada, que empieza a principios de enero con las citas de Doha y Brisbane, pero además se llevará 2,4 millones de dólares, más del doble de lo normal, porque ambos llegan invictos.

Murray es el primero del ránking de la ATP desde hace apenas una semana, como recompensa a un año espléndido.

Además de su segundo Wimbledon, conquistó una medalla de oro olímpica consecutiva, en los Juegos de Río, y los últimos cuatro torneos antes del Másters, que cierra la temporada reuniendo a los ocho mejores.

Djokovic, por su parte, aspira a acabar el año como número uno por tercer año consecutivo.

Ambos tienen 29 años y una temporada agotadora a sus espaldas, pero al escocés se le ve más cansado y tiene un peor historial en este torneo, en el que disputa por primera vez la final.

El serbio, en cambio, aspira a igualar el récord de seis coronas del suizo Roger Federer, tras las logradas en 2008, 2012, 2013, 2014 y 2015. De perder, Murray podría encontrar consuelo en Rafael Nadal, porque el español tampoco ha ganado nunca la Copa de Maestros y fue número uno en tres ocasiones.

Para la familia Murray, existe la posibilidad de que dos de sus miembros acaben el año en la cumbre, Jamie en dobles -ya lo tiene asegurado- y Andy en individuales.

“Pase lo que pase este fin de semana, podemos mirar al año que dejamos atrás y estar muy orgullosos de lo que hemos hecho como familia”, dijo Andy Murray.

Con información de AFP

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