Poco sabemos de los rostros de los profesionales que se dedican a alinear astros, planetas, energías y a predecir la suerte para que los equipos ganen, o no, y también de las profesiones o los distintos rubros para que lo del más allá influya en el más acá.

(Le puede interesar: Hombre acusó de brujería a su mamá; pedía la hoguera, pero la mujer solo fue multada)

Esta es una selección subjetiva y arbitraria de estos ‘jugadores’. Aquellos que controlan lo que nadie puede, deciden lo que nadie mas y su influencia puede cambiar el curso de los acontecimientos.

Están por encima de Dios y del diablo, al que no dejan meter la cola. Todo, con tal de ganar y de que el otro no gane. ¿Pero han sido efectivos? Ah, eso es otro tema.

Los astrólogos:

El mayor referente de esta ciencia, que está muy ligada al fútbol y trabaja el alma humana de los deportistas es Raymond Doménech. Él es para la astrología lo que Bilardo para el mundo de las cábalas y los agüeros.

Sub-campeón con Francia en el mundial del 2006, confesó en un programa de televisión que consultaba el zodiaco y los ascendentes de los jugadores para conformar sus listas y saber sus futuros rendimientos.

No confiaba en signos como Escorpio, Leo y Libra porque los consideraba nocivos para el grupo. Es por eso que no llevó al Mundial a Ludovic Giuyly, crack del Barcelona junto a Ronaldinho y Messi, y a Robert Pires, figura del Arsenal. Ambos son Escorpio, como Maradona y Pelé. Decisiones como estas, generaron malestar en el grupo, tanto que en 2010 fracasó estrepitosamente.

Once años de esa experiencia, después volvió a dirigir al Nantes. Para su fortuna o desgracia sólo tiene un jugador de Escorpio: Sebastián Corchia. ¿Qué suerte correrá?

Los Brujos:

El brujo más famoso del fútbol moderno, es “el brujo” Manuel. Personaje mítico del fútbol argentino, trabajó en clubes como Independiente Newell’s y el Estudiantes.

Juan Sebastián Verón le dio un rol imprescindible como presidente. Con consultorio en La Plata, al que iban varios jugadores para llenarse de sus dotes místicos, que según él mismo no los había adquirido con el tiempo, sino que había nacido con ellos.

“Ya estoy acostumbrado, brujo no soy, nací así, no lo elegí. Rezo por dentro y hago mis cosas cuando están jugando. Yo ayudo, ellos hacen los goles. Trabajo con energía, no con animales o velas, nada de eso”, confesó en una oportunidad en diálogo con TyC Sports.

Cuando Argentina clasificó milagrosamente al mundial de Rusia, el presidente de la AFA le adjudicó a Manuel Valdés la misma importancia que a Messi. Fue tal el escándalo que no lo llevaron al mundial de Rusia. Así les fue. Cuando murió por COVID-19 en abril de 2020, la dirigencia de Estudiantes lo despidió como “uno de los nuestros”.

(Le puede interesar: Bebé murió al llegar al hospital con golpes y hematomas, pero su mamá culpa a la brujería)

Los motivadores:

Que 16 rugbiers uruguayos hayan sobrevivido al accidente aéreo en la cordillera de los Andes por 72 días es quizá el mayor acto de resiliencia en la historia del deporte mundial.

Tanto, que desde hace casi 49 años se han dedicado a dar conferencias sobre motivación y liderazgo a varios grupos de trabajo, sean empresariales o deportivos. Cuando Colombia estaba peligrando su presencia al mundial de Rusia, Carlos Páez, uno de los sobrevivientes fue invitado por la Federación para el partido contra Perú en Lima.

La charla que fue su mejor experiencia en este tipo de actividades fue una motivación para “luchar contra el no, la adversidad y lo desconocido”. Un año después, y para jugar la final más importante de la historia del fútbol Sudamericano, Boca Juniors lo convocó para que diera su charla motivadora con tal de ayudar a destrabar mentalmente a un equipo cansado de tantas humillaciones con el River de Gallardo.

Sin embargo, lo que salió bien con Colombia no salió con el equipo argentino en la final de la Libertadores. Es que más allá de su rol inspirador y motivador, lo que hizo sobrevivir a Páez, fue el trabajo en equipo. Algo que Boca no tenía.

Los maldicientes:

Benjamín Urrea, “Garabato”, en 1948, era odontólogo y directivo del América de Cali, enemigo de que al equipo lo profesionalizaran, lo maldijo de la siguiente manera: “hagan lo que quieran, pero juro por mi Dios, que nunca serán campeones”.

Atormentados durante 32 años por la maldición, en 1980, el club hizo un exorcismo en pleno estadio, lo que para muchos tuvo su efecto, ya que el cuadro rojo fue Penta Campeón durante esos años. Sin embargo, para otros, la maldición tuvo su efecto en la Copa Libertadores, ya que el América es el único equipo en perder tres finales consecutivas.

Urrea falleció en 2008, sólo y en un geriátrico. Jamás se arrepintió de lo que dijo. Algo que con el tiempo se volvió más que en una carga, un símbolo cómo el diablo del escudo. Lo paradójico es que en ese año, América fue campeón.

Los sacerdotes:

En marzo de 1998, Racing, con nuevas autoridades, había contratado como entrenador al florido con la palabra entrenador Ángel Cappa, había cambiado los colores de su camiseta, pero había armado uno de los peores planteles de su historia.

Para compensar, el equipo Avellaneda, que llevaba 32 años sin ser campeón, apeló a una misa en la que toda la comunidad racinguista, en una peregrinación de 15.000 personas y 500 antorchas, como la de la “Semana Santa” en Sevilla que salió de la Catedral de Avellaneda y terminó en la cancha.

El padre Horacio DellaBarca, bendijo los arcos, los camerinos y las tribunas y cantó “vox-dei” para que el mensaje fuera completo. Pero ese día Racing perdió 2 a 0, ese año declaró su quiebra y estuvo a punto de desaparecer.

Los enterradores:

 La misa que hizo Racing y que terminó en el estadio, no solo fue contra las malas energías, sino para contrarrestar los efectos de los siete gatos negros enterrados, por hinchas de Independiente en el arco de la popular local.

Durante años, autoridades y entrenadores famosos como Alfio Basile cavaron para buscar los famosos gatos sin encontrar nada. Recién en los años 90 hallaron los restos de uno de ellos.

Con el tiempo Racing salió campeón, pero el famoso gol de Bedoya no fue en ese arco sino en el otro, el mismo en el que Racing fue eliminado en 2003 por otro equipo embrujado como el América de Cali.

Lee También

Los videntes y adivinos:

Es común y sobre todo en los clásicos Boca-River, que los grandes medios busquen a “prestigiosos” videntes y adivinos para que determinen a través de las cartas cual equipo llega mejor preparado que el otro.

Cuando uno de los videntes acierta, tanto él como los medios, muestran anteriores predicciones para darle credibilidad a los aciertos. Cuando fallan no son pocos los que se burlan pero esos mismos pronto los buscarán para satisfacer uno de los grandes placeres del ser humano: saber que va a pasar.

El vidente Carlinhos, quien predijo el accidente de Chapecoense, a diferencia de muchos colegas, si resistió al archivo y los procesos de verificación. Fue doloroso constatar su cruel presagio de marzo de 2016, ocho meses antes de la tragedia.

Sin embargo, el más infalible de todos, el que jamás se equivocó fue el Pulpo Paul, crustáceo que se hizo famoso por acertar 10 de 10 resultados del mundial de Sudáfrica de 2010.

Los chamanes: Estos jugadores son fáciles de detectar, y también son fáciles de encontrar. Son peruanos y siempre aparecen en la víspera de un partido de la Selección a las afueras del Estadio Nacional de Lima.

Cuando Colombia jugó en 1993 y en 1996, la nota del noticiero NTC tenía que ver con estos “magos del balón” quienes chuzaban y quemaban fotos de Rincón y Asprilla. Sus ritos causaron miedo en los hinchas. Sin embargo, a Colombia le fue muy bien en esos partidos.

De hecho Rincón hizo el gol del triunfo en Lima. Lo curioso es que desde que Perú enfrentó a Colombia en el 93, a Argentina en el 96, a Nueva Zelanda en el 2017 y a Chile en 2021, los medios registran estas noticias como si fueran novedosas y como si los rituales fueran determinantes.

El fútbol, que acaba de cumplir 157 años, ha sido definido de múltiples maneras como “el fenómeno sociocultural más importante del Siglo XX” y  como la única religión que no tiene ateos, pero nunca ha dejado de ser una competencia.

En la que todos y no sólo los ‘bilardistas’, queremos ganar. Y para ello hay que apelar a lo que sea, desde prepararse mejor que el rival, comprar los mejores jugadores, tener la benevolencia de los árbitros y también tener a Dios, al diablo, a los brujos, a los psicólogos, a los astrólogos, a los que maldicen, a los que bendicen y a toda ayuda paranormal o del más allá.

No hay que dejar nada al azar. Y es por eso que aunque se subestime y se ningunee su influencia, hacen parte del paisaje futbolístico, desde tiempos inmemoriales. Y su influencia es legitimada por los grandes protagonistas o propiciada por ellos. Porque en el fútbol siempre fue importante, tanto que el 9 haga goles, como que el equipo no esté embrujado.