El drama detrás de las mordeduras de serpiente en Colombia: falta de antídotos y creencias ponen vidas en riesgo
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Visitar sitioEl caso de Andrés Borré revela graves fallas en la atención y acceso a antídotos por mordeduras de serpiente en zonas rurales.
El reciente fallecimiento de Andrés Borré Redondo, un joven de 26 años mordido por una serpiente venenosa conocida como “boquidorá” en la vereda El Guaimaro, en Cesar, revela desafíos estructurales en la atención a emergencias por envenenamiento en regiones rurales de Colombia. Este hecho constituye el segundo caso mortal de este tipo en Cesar en lo que va del año 2025. Según información publicada por el diario El Pilón, el evento expone la persistente carencia de acceso oportuno a suero antiofídico y las barreras culturales que dificultan la atención médica adecuada en el campo, factores que agravan la mortalidad originada por mordeduras de serpiente, especialmente entre comunidades campesinas e indígenas.
El caso de Andrés siguió una secuencia común en áreas apartadas: antes de llegar al centro de salud más cercano, la familia optó por consultar a un curandero. Esta práctica, determinada por la distancia y la confianza en saberes ancestrales, suele retardar el acceso a terapias eficaces. Tanto la Secretaría de Salud de Cesar como el Instituto Nacional de Salud (INS) han advertido sobre la influencia negativa de estas demoras, que obstaculizan la recuperación y aumentan el riesgo de muerte. De acuerdo con las cifras oficiales del INS, hasta la fecha, en 2025 se han registrado 207 mordeduras confirmadas en Cesar, con una letalidad del 0,48%, de las cuales 141 correspondieron a la especie Bothrops, denominada localmente “boquidorá”.
El veneno de la boquidorá es particularmente peligroso por sus efectos hemorrágicos y necrotizantes, lo que impone la aplicación inmediata de suero antiofídico para reducir el daño y evitar consecuencias fatales. En palabras de Eileen Benítez, experta en toxicología, la normativa colombiana exige la existencia de este suero en todas las instituciones de salud que atienden urgencias; sin embargo, su disponibilidad real se ve obstaculizada por dinámicas como la exportación irregular de antivenenos, retrasos en los procesos de compra por hospitales, y debilidades en la coordinación entre entidades regionales y el INS.
El problema, aunque evidente en Cesar, afecta también a otros contextos rurales de Colombia y el mundo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las mordeduras de serpiente provocan anualmente entre 81,000 y 138,000 muertes, especialmente en áreas rurales de países en desarrollo. El Ministerio de Salud de Colombia resalta que la distribución desigual de antídotos y la escasez de presupuesto agravan la vulnerabilidad de las comunidades frente a las emergencias por envenenamiento ofídico.
En este contexto, los especialistas subrayan la importancia de mantener la extremidad afectada inmóvil y en posición baja tras la mordedura, evitar maniobras dañinas como los torniquetes, las incisiones o aspirar el veneno, y buscar cuanto antes atención médica para acceder al antiveneno adecuado. Además, se hace un llamado a desarrollar campañas educativas orientadas a desmitificar creencias y a fortalecer la presencia de la medicina formal en comunidades rurales, según concluye una investigación reciente de la Universidad Nacional de Colombia sobre violencia y salud en el campo.
El fallecimiento de Andrés Borré resalta la urgencia de fortalecer la logística de distribución de sueros antiofídicos, ampliar la cobertura de atención médica rural y articular el saber tradicional con la educación científica. El enfrentamiento a las mordeduras de serpiente implica respuestas médicas, logísticas, culturales y políticas, y demanda esfuerzos coordinados y recursos permanentes a múltiples niveles.
¿Cómo se debe actuar si una persona sufre una mordedura de serpiente venenosa? Se trata de una duda común en zonas rurales, donde el acceso inmediato a centros de salud puede resultar limitado. Los especialistas insisten en que, ante una mordedura, es indispensable mantener la extremidad inmóvil y en posición baja para evitar la rápida propagación del veneno a través del torrente sanguíneo. Además, debe evitarse el uso de prácticas tradicionales como aplicar torniquetes, hacer incisiones o intentar succionar el veneno, pues pueden empeorar el estado de la víctima. La recomendación principal es llevar a la persona afectada tan pronto como sea posible a un centro de salud apropiado para el suministro del suero antiofídico, única terapia eficaz contra los efectos de la toxina, según las fuentes oficiales señaladas por el Instituto Nacional de Salud y la Secretaría de Salud de Cesar.
¿Qué significa suero antiofídico y por qué es tan importante en estos casos? El término “suero antiofídico” se refiere a una sustancia biológica utilizada para neutralizar los venenos inoculados por serpientes venenosas al ser humano. Su importancia radica en que es la única herramienta médica comprobada para revertir los daños generados por toxinas como las de la boquidorá, evitando complicaciones graves y la muerte. La eficacia del suero depende fundamentalmente de su administración temprana, motivo por el cual la falta de stock, la lejanía de los centros de salud o las barreras culturales mencionadas por las fuentes dificultan el tratamiento oportuno y eficaz de las víctimas de mordedura de serpiente.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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