Japón rompió récord de rapidez en Internet: podría descargar todo Netflix en un segundo
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Un experimento tiene extasiado a los expertos porque la velocidad a la que se llegó supera en grandes cantidades al promedio del resto del mundo.
Japón ha vuelto a sorprender al planeta al batir el récord de velocidad de Internet, alcanzando una marca de 1,02 petabits por segundo (Pbps), según un experimento liderado por el Instituto Nacional de Tecnología de la Información y las Comunicaciones (NICT).
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Esta velocidad, equivalente a 1.020.000.000.000.000 bits por segundo, permitiría descargar todo el catálogo de Netflix en un solo segundo o transmitir simultáneamente 10 millones de canales en resolución 8K.
El logro, reportado hace pocos días, supera con creces cualquier conexión doméstica actual, que apenas llega a 1 Gbps en los mejores casos, y es unas 3.5 millones de veces más rápida que el promedio de banda ancha en Estados Unidos.
El avance se logró utilizando una fibra óptica de 19 núcleos, una tecnología que multiplica la capacidad de transmisión al permitir que cada núcleo funcione de manera independiente.
Además, los investigadores emplearon amplificadores ópticos avanzados y aprovecharon un ancho de banda récord de 37,6 THz, combinando múltiples bandas de transmisión (O, E, S, C, L y U) con 1.505 canales. Lo más destacado es que esta hazaña se hizo con fibra óptica comercialmente disponible, lo que abre la puerta a posibles adaptaciones en redes existentes, aunque con costos aún elevados debido a los equipos especializados requeridos.
Este no es el primer récord de Japón en este campo. En 2021, el NICT alcanzó los 319 terabits por segundo (Tbps) con una fibra de cuatro núcleos, simulando una distancia de 3.000 kilómetros. En 2023, elevaron la marca a 22.9 Pbps con una fibra de 38 núcleos, y en 2024 lograron 402 Tbps usando 50 kilómetros de fibra estándar.
Estos avances muestran el compromiso de Japón con liderar la carrera por la hiperconectividad, preparando el terreno para tecnologías como el 6G y aplicaciones masivas de inteligencia artificial.
Aunque estas velocidades están lejos de llegar a los hogares —los dispositivos actuales no podrían procesarlas debido a limitaciones de ‘hardware’—, el impacto futuro es prometedor.
Esta tecnología podría transformar las conexiones transoceánicas, facilitar la transferencia de grandes volúmenes de datos en industrias y soportar el crecimiento exponencial del consumo digital.
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De qué depende la velocidad del Internet
Hay varios factores que interfieren en la velocidad del Internet, como lo son:
- Infraestructura de red: la base de la velocidad del Internet está en la infraestructura utilizada por los proveedores de servicios. Las conexiones de fibra óptica, como las empleadas en el récord japonés de 1,02 petabits por segundo, ofrecen mayor capacidad y velocidad que los cables de cobre o coaxiales. La cantidad de núcleos en la fibra, los amplificadores ópticos y el ancho de banda disponible (medido en THz) determinan cuántos datos se pueden transmitir. Por ejemplo, el experimento del NICT usó 19 núcleos y un ancho de banda de 37,6 THz para alcanzar velocidades extremas. En los hogares, la calidad de la infraestructura local, como cables antiguos o nodos saturados, puede limitar la velocidad.
- Tecnología de transmisión: el tipo de tecnología empleada es clave. Las redes de fibra óptica son más rápidas que el ADSL o las conexiones satelitales. Además, avances como la multiplexación por división de longitud de onda (WDM), que permite enviar múltiples señales en diferentes longitudes de onda, aumentan la capacidad. En el caso de Japón, el uso de múltiples bandas (O, E, S, C, L y U) con 1.505 canales fue crucial. En redes domésticas, tecnologías como Wi-Fi 6 o 5G mejoran la velocidad frente a estándares más antiguos.
- Hardware del usuario: no basta con tener una conexión rápida si los dispositivos no pueden procesarla. Los routers, computadoras y teléfonos tienen límites en sus procesadores, tarjetas de red y capacidad de almacenamiento. Por ejemplo, el récord japonés de 1,02 Pbps sería inalcanzable para una PC promedio, que crearía un cuello de botella de 400.000:1. En casa, un router antiguo o un dispositivo con Wi-Fi de baja generación (como 802.11n) reduce la velocidad real, incluso con un plan de alta capacidad.
- Congestión de la red: la velocidad depende de cuántos usuarios están conectados al mismo tiempo. En horas pico, cuando muchas personas usan Internet, los servidores y nodos de red se saturan, lo que disminuye el rendimiento. Esto explica por qué una conexión de 300 Mbps puede sentirse más lenta en ciertos momentos. En experimentos como el japonés, las pruebas se realizan en entornos controlados sin congestión, lo que no refleja el uso cotidiano.
- Distancia y calidad de la conexión: la distancia entre el usuario y el servidor o nodo de conexión afecta la latencia (el tiempo que tarda un dato en viajar). En conexiones por cable, la calidad de los materiales y el mantenimiento de la infraestructura influyen. En redes inalámbricas, factores como la interferencia electromagnética, paredes gruesas o la distancia al router pueden degradar la señal. Por eso, el experimento japonés usó 50 km de fibra óptica optimizada para minimizar pérdidas.
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