La paradoja de la educación en Colombia: eficiencia con aulas llenas, pero calidad y equidad en riesgo
El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
Visitar sitioColombia destaca en eficiencia de costos educativos, pero enfrenta grandes retos en calidad y equidad, según la OCDE.
La más reciente publicación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Education at a Glance 2025, expone con claridad los principales retos y contradicciones que enfrenta el sistema educativo colombiano frente a los estándares de países desarrollados. El informe revela que Colombia se sitúa en una posición destacada por la eficiencia de sus costos en la educación primaria; este indicador responde a la elevada relación de estudiantes por docente y las extensas jornadas de instrucción, estrategia que, según la OCDE, permite mantener bajos costos operativos. Sin embargo, esta forma de alcanzar la eficiencia prescinde de aspectos clave en materia de calidad y equidad del aprendizaje, generando una paradoja difícil de resolver en el corto plazo.
Al analizar los datos del Ministerio de Educación Nacional, se observa que los salarios de los docentes colombianos se aproximan al promedio de las economías avanzadas. No obstante, las aulas masificadas dificultan la atención individualizada, reduciendo así el impacto pedagógico. Para agravar la situación, la limitación de incentivos laborales —especialmente en zonas rurales y contextos vulnerables— incrementa las desigualdades ya presentes en el país, según reportes de evaluaciones pedagógicas nacionales. Esta dinámica restringe el pleno desarrollo profesional de los maestros e impide mejorar los resultados de aprendizaje en comunidades históricamente relegadas.
En el proceso de transición de la educación al mundo laboral, la brecha internacional es aún más notoria. De acuerdo con la OCDE y el Banco Mundial, solamente una fracción menor al 10 % de jóvenes entre 18 y 29 años conjuga simultáneamente estudios y empleo en Colombia. En contraste, sistemas de formación dual como los de Alemania, Países Bajos y Austria superan el 50 %, gracias a pasantías y modelos que favorecen la inserción temprana al mercado laboral. Esta diferencia se traduce en un ciclo de oportunidades limitado para la juventud colombiana, que adolece de herramientas prácticas para desenvolverse con éxito en el ámbito profesional.
Un punto de alerta aún mayor se observa en el área de competencias fundamentales en adultos. Resultados recientes del Programa para la Evaluación Internacional de Competencias de Adultos (PIAAC) de la OCDE, informan que el puntaje promedio en comprensión lectora entre adultos colombianos es de 214, frente a un promedio OCDE de 259. Además, cuatro de cada diez adultos poseen únicamente habilidades lectoras básicas, situación que obstaculiza el acceso a la formación continua y restringe la integración y movilidad en el mercado laboral nacional.
La educación superior tampoco queda exenta de desigualdades. Pese a que, según el Ministerio de Trabajo, los graduados universitarios en Colombia duplican el ingreso de aquellos con nivel educativo secundario, la brecha de acceso sigue marcada, sobre todo entre poblaciones cuyos padres no completaron el ciclo secundario. Ante este panorama, académicos y expertos, citados por la Universidad Javeriana y la Fundación para la Educación Superior (FES), insisten en la urgencia de reducir el tamaño de las clases, fortalecer la capacitación y retención de docentes, incorporar modelos de formación dual y ampliar sistemas de apoyo económico como becas y créditos condonables.
Todas estas acciones responderían a un diagnóstico consensuado por organismos nacionales e internacionales, como la UNESCO y el Banco Mundial, que subrayan la necesidad de transformar la inversión en educación en mejoras efectivas de la calidad y la equidad. La apuesta por reformas estructurales no solo aumentaría la competitividad global del país, sino que facilitaría el desarrollo sostenible y el cierre de brechas históricas, permitiendo que la juventud colombiana convierta el conocimiento en la llave principal de su progreso.
¿Qué implica la formación dual y por qué es relevante?
El modelo de formación dual consiste en la integración simultánea de la educación formal con períodos prácticos de aprendizaje en empresas o instituciones productivas. Países como Alemania lo han implementado con éxito, permitiendo que los jóvenes adquieran experiencia laboral real durante su etapa educativa. Esta modalidad ha demostrado ser clave para mejorar la empleabilidad juvenil y facilitar la transición al mundo profesional, ya que conecta los contenidos curriculares con habilidades prácticas demandadas por el mercado laboral. En contraste, la falta de formación dual en Colombia representa una barrera importante para la inserción temprana al mundo laboral, tal como lo señalan los informes de la OCDE y el Banco Mundial.
¿Cuáles son las consecuencias de la masificación de las aulas?
La masificación de las aulas se refiere al elevado número de estudiantes por docente en un mismo salón. De acuerdo con el informe del Ministerio de Educación y los análisis de la OCDE, este fenómeno incrementa la carga de trabajo para los maestros y reduce la posibilidad de ofrecer una atención personalizada. Como consecuencia, se disminuye la calidad de la educación, se limita la identificación temprana de dificultades de aprendizaje y aumenta la brecha entre los estudiantes que requieren apoyo adicional y aquellos con mayor autonomía. Resolver la masificación constituye una tarea urgente para fortalecer el desarrollo integral del alumnado y evitar que las condiciones de eficiencia se mantengan a cambio de sacrificar la equidad y los resultados académicos.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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