El inglés es lo de menos: fobia a Uribe y simpatía por chavismo marcan a nueva canciller
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Al menos frente a EE. UU., viejas posturas de Rosa Yolanda Villavicencio le podrían dificultar el trabajo de reparación de las dañadas relaciones con ese país.
Ante el nombramiento de Rosa Yolanda Villavicencio Mapy como nueva canciller (e) de Colombia surgieron varias inquietudes, la primera de las cuales tuvo que ver con su dominio del idioma inglés (según su hoja de vida en Función Pública, lo habla regular, lo lee bien y lo escribe regular), pero ese es quizá el menor de los problemas, aunque no deja de ser llamativo que un canciller no maneje una segunda lengua. Es su animadversión por el expresidente Álvaro Uribe y su simpatía por el régimen de Venezuela lo que en realidad debe llamar la atención, si se considera que en sus manos estará la recuperación de las claramente maltrechas relaciones con Estados Unidos.
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Se podría argumentar que la deficiencia del inglés en Villavicencio Mapy es fácil de subsanar con el empleo de traductores simultáneos y por el hecho de que, por ejemplo, la ONU tiene establecidos como idiomas oficiales y de trabajo el árabe, el chino, el español, el francés, el inglés y el ruso. En todo caso, el inglés se ha consolidado como la lengua franca global de la diplomacia, ya que, según el Foro Diplomático Global, entre el 85 % y el 90 % de los diplomáticos lo hablan, lo que lo convierte en el idioma más utilizado en las relaciones internacionales. Órganos de Naciones Unidas como la Secretaría General y la Corte Internacional de Justicia usan solo inglés y francés como idiomas de trabajo.
Un documento escrito por el abogado Gustavo Andrés Gómez Gaona titulado ‘Los idiomas en la diplomacia: herramientas en perpetua renovación’ parece lanzarle otro salvavidas en este tema a la nueva canciller de Colombia, pues asegura que “la escogencia del idioma que se utilizará es potestad absoluta de las partes en una relación, incluso cuando de esta relación se produce un tratado”. También concluye que los llamados idiomas “de uso diplomático” son realmente todos los que “precisen ser usados con el fin de conducir relaciones diplomáticas entre actores internacionales, sea en un ámbito bilateral o multilateral”.
“No existe obligación internacional que establezca una lista taxativa de idiomas de ‘uso diplomático’ para ser utilizados por los agentes diplomáticos de Estados o los funcionarios de una Organización Internacional”, agrega Gómez Gaona, aunque con una advertencia: “Sería ingenuo desconocer la importancia del idioma inglés en el mundo de hoy, especialmente en ámbitos que sobrepasan las relaciones diplomáticas, incluyendo los negocios, la academia y la cultura”. Aun así, se podría decir que al tema del inglés se le puede poner visto bueno en el caso de Villavicencio Mapy. Pero no ocurre lo mismo en lo relativo a su afinidad con el régimen de Venezuela.
Simpatía de nueva canciller por régimen de Nicolás Maduro
Esta semana fue ampliamente documentada la forma en que la ahora ministra de Relaciones Exteriores expresaba su simpatía por el denominado socialismo del siglo XXI en general y por el régimen chavista en particular. En sus redes sociales resaltó la labor de Rafael Correa, condenado en Ecuador y hoy prófugo en Bélgica; y cuando murió Hugo Chávez, lo calificó como “un dirigente que cambió la historia”, vio que “no era posible la democracia en un solo país” y ayudó “a la unidad latinoamericana ayudando a los débiles”.
Pero quizá lo más sorprendente fue lo que dijo sobre las elecciones presidenciales en Venezuela, en respuesta a Alejandro Gaviria —que afirmaba que el régimen de Nicolás Maduro se había robado esos comicios y cuestionó la actitud que al respecto sostuvieron el presidente Gustavo Petro y el excanciller Luis Gilberto Murillo—. Para Villavicencio Mapy, el chavista Consejo Nacional Electoral (CNE), que a la postre investiría ilegítimamente a Maduro como presidente sin dar a conocer las actas de los escrutinios, y los observadores, testigos y partidos en Venezuela “saben que el pueblo eligió”.
La llegada de Villavicencio Mapy a la Cancillería también tiene la curiosa coincidencia de que ocurre prácticamente cuando se cumple un año de las espurias elecciones en Venezuela, que ella validó sin ningún problema. Su afinidad con el madurismo es otra porción de oxígeno que le da el presidente Petro al régimen y también constituye una espina en el constado para la relación con Estados Unidos. Lo de que la nueva ministra de Relaciones Exteriores no sepa inglés, algo que a todas luces es muy importante, quizá sea lo de menos en su nombramiento.
Complicación si Donald Trump ve a Álvaro Uribe como aliado
Si bien la posición actual del Estado colombiano es no reconocer esas elecciones y las declaraciones del pasado de la nueva canciller no constituyen la postura oficial del país, lo que dijo (que evidencia una clara militancia) sí debe estar en consideración del gobierno de Estados Unidos, país con el que Villavicencio Mapy debe tratar de recomponer las maltrechas relaciones. Resulta obvio que las diferencias ideológicas y la opuesta visión geopolítica de los dos gobiernos ambientan un escenario en el que queda muy poco espacio para la comunicación y para la búsqueda de consensos.
Hay quienes sostienen que en esto no hay nada nuevo, pues quizás el conflicto, el choque, sea la dirección que realmente el mandatario colombiano quiera darle a la relación con Estados Unidos, pese a hechos como presentarle disculpas al presidente Donad Trump por haber dicho que su gobierno, a través del secretario de Estado, Marco Rubio, estaba tramando un golpe de Estado para sacarlo del poder. El temperamento volátil de los dos jefes de Estado auspicia una relación tormentosa en la que el presidente Petro seguirá atacando Trump para emocionar a sus bases con miras a las elecciones de 2026, y en este propósito una militante como la nueva canciller, que lleva 10 años haciendo política con Petro, le resulta muy útil.
Anteriores posturas de la canciller Villavicencio Mapy, esta vez sobre el expresidente Álvaro Uribe, también podrían constituir otra dura cuña en las relaciones entre ambos países. Ella publicó un organigrama denominado ‘Cartel del Ubérrimo’, similar a los que elaboran las autoridades con bandas delincuenciales, encabezado por el expresidente Álvaro Uribe con el rótulo de ‘Jefe máximo’, del que hacen parte su padre, Alberto Uribe Sierra, asesinado por las Farc y tachado con una equis; su primo Mario Uribe Escobar (‘capturado’), su hermano Santiago Uribe Vélez (‘capturado’); su cuñada Dolly Cifuentes (‘capturada’); sus hijos Tomás y Jerónimo Uribe Moreno (‘investigados’), y su sobrina Ana María Uribe (‘capturada’), con el post “Negarlo es como tapar el sol con un dedo”.
Este jueves, el senador republicano Bernie Moreno, al comentar la decisión del presidente Donald Trump sobre aranceles contra Brasil por el juicio que en ese país se le sigue al expresidente derechista Jair Bolsonaro —algo que el mandatario estadounidense calificó de “vergüenza internacional”, por lo que ese proceso “no debería estar ocurriendo”—, advirtió: “Colombia necesita detener el uso de su sistema judicial como arma contra el expresidente Álvaro Uribe. Es un camino muy peligroso para quien debería ser uno de los principales aliados de Estados Unidos en Latinoamérica”. Si Donald Trump también considera a Uribe como un aliado, la tarea de la nueva canciller con Estados Unidos se tornará titánica, además de por no saber inglés.
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