Versión de Carlos Mora, conductor vinculado en caso de Miguel Uribe, sería falsa; habría giro

Carlos Eduardo Mora González, el conductor del Spark gris involucrado en el atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, entregó a las autoridades detalles cruciales sobre los implicados en el ataque.

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Entre sus declaraciones, identificó a alias ‘Gabriela’, Katerine Andrea Martínez, como la persona que entregó el arma al sicario de 15 años, en presencia de alias ‘el Costeño’.

Aunque su testimonio sirvió para avanzar en la investigación, los investigadores no están convencidos de que haya contado toda la verdad. Según fuentes consultadas por el diario El Tiempo, hay evidencias que contradicen la versión de Mora, especialmente en lo relacionado con su supuesto vínculo reciente con ‘el Costeño’, quien ahora figura como uno de los principales articuladores del atentado.

Mora aseguró que apenas conocía al hombre desde hacía algunas semanas y que lo había transportado un par de veces, incluso durante un recorrido de reconocimiento previo al ataque en el occidente de Bogotá.

No obstante, los investigadores ya cuentan con material probatorio, en este caso, fotos y videos, que documenta reuniones entre ambos desde mediados de 2024, incluso en Caquetá.

El mismo medio reveló que Mora enfrenta un proceso judicial en ese departamento por porte ilegal de armas, mientras que alias ‘el Costeño’, originario de Valparaíso (Caquetá), cuenta con un historial que ahora es clave para entender la operación detrás del atentado.

El vínculo de Mora y ‘El Costeño’

Uno de los elementos más reveladores es una imagen obtenida en exclusiva por el medio mencionado anteriormente, donde se ve a ‘el Costeño’ en el lugar del ataque portando una cartera rosada que, según testigos, pertenecía a Katerine Martínez. Además, se estableció que fue ella quien lo contactó después del atentado para facilitar su desplazamiento fuera de Bogotá.

La investigación avanza con nuevos hallazgos que apuntan a una planeación meticulosa, donde cada uno de los involucrados habría cumplido roles estratégicos. Las autoridades mantienen bajo reserva parte de la información mientras se definen nuevas órdenes de captura.