De paseo a tragedia: adolescente de 15 años murió ahogado en el río Magdalena

Lo que inició como un tranquilo paseo en compañía de familiares y amigos, se convirtió en una tragedia para la familia de Manuel Antonio Martínez Hoyos, menor de 15 años de edad, que fue reportado como ahogado por parte de las autoridades, en el municipio de La Gloria, al sur del Cesar.

El menor se encontraba en compañía de su familia, a la altura de la finca El Prado, departiendo a las orillas del río Magdalena, cuando este, en compañía de un hermano y otro joven, decidieron tomarse un baño.

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Allí, el menor fue arrastrado repentinamente por la fuerte corriente del afluente, y aunque su hermano logró alcanzarlo, no fue posible rescatarlo ante la fuerza de la corriente de agua que los arrastró a la profundidad.

“Siendo las 6 de la tarde, mediante llamada telefónica, nos informan que en el río Magdalena en inmediaciones de la finca El Prado, un joven de aproximadamente 15 – 16 años, se ahogó por inmersión, en el momento en que se encontraba bañándose y jugando en el río Magdalena”, indica el reporte de las autoridades.

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En el mismo reporte, se conoció que el cuerpo del joven no había podido ser encontrado debido a la fuerte corriente de este afluente, por lo que, durante la noche del lunes, y la mañana del martes, el cuerpo de Bomberos de La Gloria, realizó las labores de búsqueda, sin resultados positivos.

Sin embargo, en la tarde del 2 de enero, el cuerpo del menor fue encontrado, de acuerdo con habitantes de aquella población, en inmediaciones del municipio de Tamalameque, es decir, a más de 27 kilómetros de donde el menor había sido reportado como desaparecido.

Pulzo complementa: 

Nadar en un río puede ser una experiencia refrescante y placentera, pero es esencial tomar precauciones para garantizar la seguridad en el agua.

En primer lugar, antes de sumergirse, es crucial evaluar las condiciones del río. Asegurase de conocer la profundidad, la velocidad de la corriente y cualquier posible peligro, como rocas o troncos sumergidos.

Nadar en áreas designadas para ello, como playas o zonas supervisadas, proporciona un entorno más seguro.