Al cumplir los 30 años, uno de cada cuatro hombres empieza a perder el pelo. A los 50, cerca de la mitad se encuentra en esta situación, algo que, 10 años después, afecta a dos de cada tres. Esas son las cifras dadas a conocer en Europa, aunque en Colombia la situación no es muy diferente.
En 2021, según la información de El País, se realizaron alrededor de 3,4 millones de trasplantes capilares en todo el mundo, valuando el mercado en 8.700 millones de euros, más del doble del PIB de Andorra. El trasplante capilar, aunque común, no crea pelo nuevo, lo que limita su aplicabilidad en casos avanzados. El biólogo celular Karl Koehler, de la Universidad de Harvard, ha experimentado con células madre para cultivar parches de piel humana con folículos pilosos, abriendo la puerta a cabelleras sintéticas, un avance importante.
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Pero no es el único. Maksim Plikus, biólogo de la Universidad de California, está desarrollando experimentos con la proteína Scube3 para fomentar el crecimiento capilar. “Hay entusiasmo porque estamos a punto de alcanzar un punto de inflexión”, afirmaba Plikus en un reciente reportaje en la revista New Scientist
La optimización de tratamientos aumenta la esperanza en la lucha contra la alopecia. La ciencia ha avanzado en comprender la pérdida de cabello, identificando tratamientos efectivos como las pastillas antiandrógenas, finasterida y dutasterida, que inhiben la transformación de testosterona a dihidrotestosterona, ralentizando e incluso revirtiendo la miniaturización.
Además de este proceso al que se han sometido muchas personas en el mundo y hasta famosos, hay dos pastillas que mantienen alejados a muchos hombres del trasplante.
La ciencia está reutilizando medicamentos como la dutasterida y el minoxidil, originalmente diseñados para otras afecciones, revelando nuevos usos para combatir la alopecia. Sin embargo, el acceso a algunos medicamentos puede depender del bolsillo, generando una brecha en la disponibilidad y el costo de los tratamientos
En Colombia, el minoxidil se ha convertido en el más popular, pero acceder a él no es fácil. El más común tiene un costo por encima de los 60 mil pesos y tiene 60 mililitros, es decir, es mucho más pequeño que la mano, razón por la que se acaba rápido. Los resultados tampoco están 100 % garantizados, pues hay evidencia de casos en los que los resultados no son los esperados.
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