El responsable del experimento es Ifixit, un grupo de tecnófilos famosos por desarmar cuanto dispositivo nuevo aparezca en las vitrinas para, además de mirar todas las piezas que conforman el hardware, evaluar qué tan difícil es repararlo en caso de daño.

En ese sentido, la nueva tableta de Apple se rajó: obtuvo 2 puntos sobre 10, en donde el máximo número indica la facilidad de reparación, lo que significa que la del iPad Pro 9,7 es notablemente compleja, explica Ifixit en su página.

El posible motivo de esa dificultad puede ser su espesor: apenas 6,1 milímetros de grosor hacen que la fabricación de toda la tableta se ciña a ese detalle, por lo que la compañía de la manzana, al momento de ensamblarla, tuvo que recurrir a piezas muy delgadas y poderosos adhesivos para unir las piezas dentro.

Por ejemplo, solo para abrir la carcasa hay que recurrir a un foco de calor y mucha destreza para ablandar el pegante y lograr el cometido.

Por ese mismo detalle, reparar o cambiar la pantalla del iPad Pro 9,7 puede salir realmente costoso, ya que el desmonte de todas estas piezas, que están unidas entre sí más con pegante que con tornillos, es en realidad una tarea colosal.

Así las cosas, el ‘precio’ por tener una de las tabletas más delgadas del mercado es que su reparación sea poco económica. Si no la ha comprado, puede tener en cuenta ese hecho; si ya la compró, va a tener que doblar el cuidado.

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