Aunque parece el argumento de una película de ficción, no hay nada más real que las nuevas armas de guerra que fabrican EE.UU., Inglaterra, China, Rusia y posiblemente Corea del Norte.

El año entrante, cuando el nuevo mandatario asuma el control del país, una de sus primeras decisiones tendrá que ver con la continuidad de la directiva 3000.09 con la que se ordena al Pentágono poner en marcha un programa para la fabricación de “robots asesinos”, informa Wired.

Sin embargo, la junta de asesores estratégicos de la Casa Blanca tendrá que definir qué hacer con la política de uso para este tipo de armas letales.

Principalmente, porque la directiva que recibió el Pentágono le permite desarrollar robots semiautónomos con la capacidad para “seleccionar y atacar objetivos sin necesidad de intervención de un operador humano”.

La vigencia del programa culmina en 2017, pero ha sido tan grande el progreso en la creación de este tipo de armas avanzadas que algunos creen que será mejor limitar su producción y sujetarla a supervisión humana permanente.

De hecho, existen versiones mejoradas de sistemas de ataque y defensa similares a los robots humanoides de ‘Terminator’. Incluso, estos sistemas autónomos están clasificados como “exterminadores”.

El cerebro que controla todo es el proyecto ‘Trace’; un complejo sistema que “utiliza una red neuronal profunda para clasificar datos”. Con este mismo mecanismo se han logrado operar 19 naves espaciales y 7 instrumentos de todo el sistema solar, señala Amazon Web Services.

A eso se suma que otras potencias mundiales también trabajan en sistemas de ataque y defensa gobernados por inteligencia artificial.

Rusia está fabricando una versión real de ‘Iron Man’ y en Irak ya emplean robots artilleros. En China están desarrollando sistemas similares, incluso, con capacidad submarina; entre tanto, es un misterio lo que Corea del Norte pueda hacer en sus laboratorios, destaca la revista.

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