Lograr la paz mediante una salida política y democrática parece no ser suficiente para los “mensajeros de Dios”.

Ellos, quienes rebaten con entusiasmo y gallardía la presencia de Satanás, ahora lo hacen contra el ya negociado proceso de paz entre gobierno Santos y Farc.

Que existan movimientos ciudadanos en contra y a favor del proceso de paz no tiene nada de malo. Sin embargo, resulta curioso que todas las fuerzas apuntan hacia un mismo punto; el Uribismo.  Y para entrar en contexto, allá en julio del 2005, el congreso –Uribista de inicio a fin-

condecoró Ricardo Rivera y María Patricia Rodríguez, de la Iglesia Centro de Avivamiento para Las Naciones, con la Cruz de Oro de la Orden de la Democracia Simón Bolívar, por los servicios al país en el ejercicio de su misión evangélica”,

como se publicó en la nota “Los enviados de Dios”, Semana sábado 28 de mayo.

Aquel galardón,  sin lugar a dudas fue un merecido reconocimiento, teniendo en cuenta que ellos representan a miles de devotos, es decir de obedientes votantes ¡oh padre nuestro!

Pero, pintoresco resulta el hecho que pastores como Enrique Gómez pastor del Centro Misionero Bethesda y  Miguel Arrázola, pastor de la iglesia Ríos de Vida en Cartagena, proclamen que decir sí a la paz es decirle sí a Satanás.

Tal vez, el Dios que los envió a profesar su mensaje, dentro de su divinidad y omnipresencia aprueba que la guerra -permeada de muerte, desolación y éxodo- se prolongue otras cinco décadas.  Seguramente,  los campos colombianos manchados  de sangre  representan su misericordia y capacidad de perdón  – ¡Oh, Dios mío, guárdanos!

Ahora bien, el meollo del asunto es saber si los cristianos podrán perdonar y convivir con un reintegrado, porque según Arrázola, “pedir la paz de La Habana es pedir la salvación del infierno”, en palabras más coloquiales y Uribistas, se le estará entregando el país a Satanás y los Castros.

“El presidente es una bendición” dijo el pastor Enrique Gómez en uno de sus sermones cuando Álvaro Uribe era presidente. Lo importante es que las bendiciones llegan, así como cuando Dieb Molof, Jorge Castro Pacheco y Vicente Blel Saab perdieron la investidura luego que al movimiento Colombia Viva se le comprobaron nexos con paramilitarismo, ello permitió que Enrique Gómez asumiera la curul.

Sin embargo, cinco meses después se retiró para preparar su defensa por haber contratado con el Estado. No obstante, la Corte Suprema de Justicia abrió proceso en su contra por estafa y fraude procesal luego que la señora Lina María Guevara Velásquez presentara una denuncia penal.

En cuanto al pastor Arrázola -colaborador del senador Álvaro Uribe-  es evidente su apoyo el Partido del Centro Democrático, tanto así que y en las últimas votaciones presidenciales respaldó a Óscar Iván Zuluaga. En Colombia, la dicotomía entre política y religión es una utopía. El plebiscito agita y une fuerzas, Santos con la iglesia católica y Uribe con los cristianos.

Entre tanto, es preciso decirle a Cristianos, Católicos, Testigos de Jehová, Mormones, creyentes y no creyentes  que la paz en Colombia resulta justa y necesaria; teniendo en cuenta que durante más de cinco décadas –en sectores deprimidos política y socialmente- se legitimó la muerte mientras se luchaba por la vida.

¡Amén!

Por William Serrano, Comunicador Social y Periodista
@WillySerrano21

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