También se supone que una tutela “solo procederá cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa judicial” (artículo 86 de la Constitución).

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Pues resulta que una organización que se hace llamar Asociación de Músicos Independientes de Colombia (AMIC) interpuso una tutela contra Idartes para que Rock al Parque “sea transparente en sus procesos y coherente con el género al que apoya”.

Entonces, surge una pregunta: ¿no hay otra forma de pedirle al Distrito esa transparencia y esa coherencia? Un derecho de petición, por ejemplo, sería mejor opción.

De otro lado, AMIC también sugiere que hay “dádivas” de las que se benefician “amigos, músicos conocidos y contratistas”, relacionadas con Rock al Parque.

Si lo que dice la asociación es cierto, seguramente tendrá pruebas, o al menos testimonios. En ese sentido, la Procuraduría o la Contraloría, incluso la Fiscalía, si hay un tema penal, podría recibir las denuncias pertinentes.

No digo que no se hable del tema, si es que existe una irregularidad. Lo que cuestiono es la pertinencia de la tutela en este caso, teniendo en cuenta para qué se usa la tutela.

Hay personas que recurren a la tutela porque les han pisoteado todos los derecho, las despidieron de forma injusta, les vulneraron su derecho a expresarse.

Ahora bien, la AMIC dice que Rock al Parque está “colocando a tocar bandas de géneros que nada tienen que ver” (sic) con el rock.

Esa queja es común e histórica. Año tras año se repite (en abril de 2014 también hablé del tema).

Y es una queja infundada porque el rock ha sido la regla en Rock al Parque. Por ejemplo, en las últimas tres ediciones de festival se han incluido bandas de metal en cada uno de los días.

De hecho, Anthtrax cerró en 2014.

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