“Mucha gente tiene una imagen muy limitada de Tacvba debido a esa canción”, asegura ese mismo amigo.

‘Re’, el álbum de ‘La ingrata’, es considerado uno de los mejores del rock en español y tiene temas como ‘El ciclón’, ‘Las flores’, ‘Trópico de Cáncer’…, cuyas letras tienen un contenido más elaborado.

Por ejemplo, ‘Ixtepec’ se basa en un capítulo de la novela ‘Los recuerdos del porvenir’, de Elena Garro.

Esto por hablar del ‘Re’. ‘Revés/Yo Soy’, de 1999, es un trabajo mucho que muestra el interés de la banda por experimentar.

‘La ingrata’, en cambio, no es muy recordada por su profunda letra. La canción suele sonar en fiestas nostálgicas para que la gente se ponga a bailar, coree con voces desafinadas o se invente pogos mediocres.

No es la única banda que muchos relacionan con una sola canción que no representa su esencia.

Pasó con 1280 almas y ‘Marinero’, a pesar de que las ‘almas’ tienen canciones con letras aún más potentes, como ‘El platanal’, que habla de las masacres paramilitares en el Urabá.

De hecho, durante un tiempo, 1280 almas dejó de tocar ‘Marinero’.

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Otro ejemplo: Nirvana y ‘Smells like teen spirit’. Kurt Cobain empezó a odiarla y por eso, a veces, se negaba a tocarla en conciertos (Fuente: The Guardian).

Ahora bien, la otra parte de la discusión sobre ‘La ingrata’ tiene que ver con algo que la misma banda anunció.

“Creo que es un momento de repensar si la vamos a seguir tocando o si le cambiamos la letra”, afirmó Rubén Albarrán, vocalista de Café Tacvba, en una entrevista que le hizo el diario argentino La Nación, publicada en noviembre del año pasado.

La declaración de Albarrán había pasado inadvertida hasta este miércoles, cuando el tema revivió en redes sociales, al parecer, porque muchos notaron que la canción ya no era incluida en las presentaciones de los mexicanos.

La decisión de Café Tacvba ha generado comentarios de apoyo y muchos de rechazo. Hay quienes consideran que la banda está abusando de lo “políticamente correcto.

Entre las distintas posiciones que están en contra de no incluir ‘La ingrata’ en los conciertos, hay una que llama la atención por falaz, pues parte de una falsa consecuencia: que la decisión de Café Tacvba implica una prohibición o una imposición.

O, en un tono supuestamente sarcástico, algunos dicen que la decisión de Café Tacvba derivará en que se dejen de leer grandes obras que pueden tomarse como ofensivas.

Incluso, parodian el hecho con frases tipo “entonces ya se van a acabar los maltratos contra las mujeres”.

Pero nadie está obligando a la banda a dejar de tocar la canción, ni la banda está obligando a nadie a dejar de tocar canciones con letras misóginas.

Además, Café Tacvba tampoco le está echando la culpa a ‘La ingrata’ de la violencia contra las mujeres y del feminicidio, sino está planteando una reflexión sobre un producto cultural que tiene un contenido violento:

“Mucha gente puede decir que es solo una canción. Pero las canciones son la cultura, y esa cultura es la que hace que ciertas personas se sientan con el poder de agredir, de hacer daño, de lo que sea”. dice Albarrán.

De eso se trata la libertad de expresión, ¿no? De exponer una opinión política sin obligar a los otros a que asuman esa misma posición, pero que invite a pensar.

De lo anterior, justamente, se deriva otro punto: ¿por qué se critica la ‘corrección política’ para responder a decisiones como la de Café Tacvba?

La ‘corrección política’, muchas veces, es descrita como una ‘dictadura’, un monstruo que viene a perseguir nuestra libertad, nuestros derechos, ¡que no nos va a dejar ser nosotros mismos!

Pero, ¿la supuesta ‘corrección política’ tiene ese poder? Más bien, parece que le han endilgado ese poder, pues las críticas a esta siempre aparecen cuando alguien cuestiona una estructura o un discurso hegemónicos.

También cuando se analiza un contenido ‘cultural’, como está pasando con la revisión que Café Tacvba hace de ‘La ingrata’.

Sin embargo, como bien lo explica Moira Weigel, en The Guardian, la ‘corrección política’ es un “enemigo fantasma” inventado por la derecha política para responder a quienes la cuestionan.

“La ‘corrección política’ se convirtió en un término utilizado para difundir en el imaginario público la idea de que había una profunda división entre la ‘gente común’ y la ‘élite liberal’, que trataba de controlar el discurso y los pensamientos de la gente regular. La oposición a la corrección política también se convirtió en una forma de renombrar el racismo de una manera políticamente aceptable en la era posterior a los derechos civiles”, dice Weigel.

Lo que dice Weigel sobre el racismo bien podría aplicar para el sexismo o la homofobia.

No digo, pues, que los que critican la decisión sobre ‘La ingrata’ apoyen ese tipo de violencia.

Más bien, que reflexionar sobre el contenido de la canción es algo inofensivo que no va a imponerle a nadie nada, ni le va hacer daño a nadie. No es una dictadura.

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