1.- «Ocio productivo». Esta frase fue acuñada hace algún tiempo por algunos funcionarios de la Alcaldía de Bucaramanga, Santander, para referirse a las ocupaciones que habían sido incluidas en un programa social para personas seniles. Es un contrasentido semántico, puesto que ocio es el tiempo libre de una persona, es decir, que no tiene actividad de ninguna naturaleza. Y productivo es lo que o quien arroja un resultado favorable con lo que hace. Luego si se habla de ocio es imposible que haya, simultáneamente, productividad alguna. Quien está ocioso no está trabajando, en tal condición no es posible que esté produciendo algo. Pudieron haber acuñado la expresión: «ocio provechoso»; o también «ocio divertido». En estas alternativas se entiende que el deleite es lo único que interesa al ocioso.

2.- «Premio Nóbel». La palabra que determina el galardón que entrega la academia sueca es errada cuando se pronuncia con acento tónico en la primera sílaba (nóbel). Así lo que significa es que una persona carece de experiencia; que es novata en alguna actividad (aunque en ese caso, se escribe con uve: novel). El premio Nobel (con acento fónico en la segunda sílaba –bel-) no se concede, obviamente, a inexpertos. Nobel era el apellido de Alfred, el ingeniero químico, inventor e industrial sueco que, en 1866, descubrió la dinamita, entre otros explosivos. Dejó su fortuna para costear los premios que llevan su nombre. Debe diferenciarse Nobel de novel, que es lo nuevo, lo carente de experiencia.

3.- «Veamos ahora cómo está el comportamiento del dólar»: Con esta expresión algunos locutores y periodistas anuncian las fluctuaciones de la moneda estadounidense. Los académicos de la lengua española se pronunciaron hace rato para advertir que el sustantivo comportamiento se debe usar únicamente en casos en que se haga referencia a una conducta humana. De tal suerte, no debe decirse, por ejemplo: «El comportamiento de la economía»; «Veamos ahora cómo se comporta el estado del tiempo», entre otras similares. Un comportamiento determina una conducta, una actitud; y ella es característica exclusivamente de los seres racionales. Se alegará que los animales también se mueven y actúan. Claro, pero ellos no razonan, apenas obedecen a reflejos motrices. En los casos citados habrá que decir: «La cotización del dólar hoy es de…»; «Veamos a qué precio amanece hoy el euro».

4.- «Voy a enchuflar el equipo de sonido». La palabra enchuflar se cuenta entre aquellas que todavía muchas personas usan para significar que se hace una conexión eléctrica. Pero el vocablo está mal enchufado; naturalmente, no hace contacto alguno con la correcta semántica. Para que haya «corriente» verbal es preciso decir enchufar, sin la impertinente ele (l) entre la letra f y la vocal a. Así, ¡quedaremos bien enchufados con el buen uso de nuestro idioma!

5.- «Nuestro columnista invitado de hoy es…». Escuchamos cotidianamente que en el canal de televisión RCN en Colombia presentan a sus comentaristas u opinadores con la oración: «Presentamos ahora a fulano de tal, nuestro columnista invitado». Es errónea esa entradilla. Columnista es el ‘redactor o colaborador de un periódico o una revista, que escribe regularmente una columna’. Así lo define el Diccionario de la Real Academia Española ─DRAE─. Es claro que ni en televisión ni en radio existen columnas (como no sean estrictamente las de los edificios donde esos medios funcionan). Aquellas personas pueden ser presentadas, por ejemplo, como «Fulano de tal, nuestro comentarista de hoy». Como sé que sobran los necios, me les adelanto. Ellos podrían decir: «Es que son columnistas en medios impresos, y opinan para la televisión o la radio». Ese podría ser un hecho cierto, sí; aun así, una condición no arrastra necesariamente a la otra, son independientes. En el periódico son columnistas (o articulistas); en televisión son comentaristas, opinadores u opinantes.

6.- «Estimado coleg@»: Los depredadores del español no descansan inventando fórmulas advenedizas. Como esta, contenida en un boletín de prensa de un centro comercial que funciona en la ciudad de Barrancabermeja (Santander). El vocablo colega, que se aplica tanto para hombres como para mujeres, aparece aquí con el intruso signo de arroba (@), con la intencionalidad de cobijar simultáneamente a los dos sexos. No hay necesidad de tal invento. Primero, porque la palabra es ambivalente (cubre los dos géneros gramaticales: masculino y femenino); y, segundo, porque el signo de arroba jamás ha sido ni será equivalente a la vocal a, como muchos creen, pues no es un signo lingüístico. Sencilla y llanamente, en referencia a hombre, se debe escribir: «Estimado colega». Y si la destinataria es mujer, el que debe cambiar es el adjetivo: «Estimada colega». ¿Será que el escribidor de la frase cree que para hombre se emplea el espurio sustantivo «colego»? ¡Sería más absurdo aún!

7.- «En lo que va corrido del año se han recepcionado 54 casos»: Muchas personas creen que el verbo ‘recepcionar’ es castizo en español, pero no lo es. Por tanto, su uso es incorrecto. No se dice lo que se cree que se puede decir con ella. En cambio ─caso muy distinto─ sí es legítimo el sustantivo recepción. Entre algunas de las definiciones que el diccionario académico le concede a esa palabra están: ‘Acción y efecto de recibir; Admisión en un empleo, oficio o sociedad; Ceremonia o fiesta que se celebra para recibir a un personaje importante; Reunión con carácter de fiesta que se celebra en algunas casas particulares’. Para decir que algo se recibe se debe decir simplemente recibir, que es el verbo castizo. Entonces: «En lo que va corrido del año se han recibido 54 casos».

8.- «La presentación fue la noche de ayer»: Giros ampulosos como este deslucen cualquier expresión. «La noche de ayer» constituye un lenguaje inútil y redundante. El estilo directo es más elegante y preciso: «La presentación fue anoche». Los gramáticos recomiendan usar brevedad en el lenguaje. Ello también forma parte de la funcionalidad de los mensajes, una de las características del idioma español.

9.- «La Policía Nacional informó que sobre las 2:15 de la madrugada y al momento del aterrizaje, un avión Boeing de la aerolínea Aires que cubría la ruta Bogotá – San Andrés, fue sacudido al parecer por un rayo y se partió en tres pedazos. Como resultado pereció la señora Amar Fernández de Barreto y 114 lesionados que no revisten gravedad». Este párrafo es tomado del periódico El Tiempo, en Colombia. Lo analizaremos por partes, porque hay varios defectos de construcción gramatical. La conjunción copulativa ye (y) sobra en la pretendida unión de la primera oración con la segunda; con una coma enseguida de la palabra madrugada habría sido suficiente. Entre las palabras sacudido y parecer debieron ponerse comas, para denotar que no se está seguro de lo que allí se afirma. Y la última parte es de antología, como para Ripley y un Guinness Récords, simultáneamente. Al tiempo que pereció una dama, también murieron 114 lesionados «que no revisten gravedad» (¡!). Qué suceso más extraño: el avión transportaba a 114 heridos leves y a una señora que gozaba de cabal salud y bienestar; con el accidente, los unos y la otra perecieron ipso facto. La realidad nos indicaría, horas después de la enrevesada noticia, que el más «accidentado» fue el redactor de la nota. Por fortuna, 114 pasajeros no fallecieron, apenas uno falleció. Total: «La Policía Nacional informó que a las 2:15 de la madrugada, al momento del aterrizaje, un avión Boeing de la aerolínea Aires que cubría la ruta Bogotá – San Andrés, fue sacudido, al parecer, por un rayo, y se partió en tres pedazos. Como consecuencia, pereció la señora Amar Fernández de Barreto, y otros 114 pasajeros resultaron lesionados; no revisten gravedad».

10.- «(…) fue presentada la noche inmediatamente anterior». Con esta construcción gramatical quiso decirse que una presentación equis había ocurrido una noche antes a la del día en que el hablante se expresaba. Pero cayó en error. El giro «inmediatamente anterior» cabe apenas para referir un suceso registrado en fecha anterior a otra a la que se alude. Ejemplo: «Fulano fue nombrado el viernes, como embajador en España. La noche inmediatamente anterior había recibido una llamada para alertarlo sobre el buen suceso». Aquí se dice que el nombrado embajador recibió la llamada el jueves. Es decir, la víspera, o fecha anterior al viernes. La oración que me ocupa debió decir: «Fue presentada anoche». Punto, sobran los rodeos.

¡Hablar y escribir bien es el reto de hoy!

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