Si bien el informe tiene sus años, porque se realizó en 2017, el resultado nos muestra que en Colombia la infidelidad es una práctica habitual y esto no puede significar ningún premio ni una posición que nos haga sentir orgullosos.

Estos son algunos de los datos de dicho estudio:

  • El 82% de los hombres colombianos le ha sido infiel a su pareja.
    ● Los colombianos aparecen como los más infieles de Latinoamérica con un 66%
    de hombres y mujeres que admitieron haber engañado a sus parejas.
    ● El 85% de los casos de infidelidad termina en ruptura.

Y ojo, yo que he hecho este tipo de estudios confirmo que los datos suelen ser más altos en cuanto a la infidelidad y el engaño, pues yo misma he visto que muchas personas no revelan la verdad y toda la verdad con este tipo de estudios, y me imagino por qué.

Así que si los colombianos somos los latinoamericanos más infieles, pues será que algo está fallando en nuestra forma de entender el amor, las relaciones y, por supuesto, el matrimonio.

La infidelidad no se puede aplaudir, ni tampoco es algo que nos haga sentir orgullosos. Si conformamos el país de más infieles de Latinoamérica la cosa tendría que preocuparnos, y no es porque los hombres sean unos perros, porque en dicho estudio las mujeres también resultaron infieles. Esto es de ambos, y esto se está convirtiendo en un comportamiento habitual.

Según la encuesta pedida por El Tiempo a Datexco, la mitad de los colombianos infieles dice que sus ‘aventuras amorosas’ ha durado meses y un 12% dice que años.

Más de un tercio de los consultados que afirma haber sido infieles lo ha sido en más de tres ocasiones en su vida. Pero esto ya es lo mejor: el 63 por ciento asegura que no lo han pillado.

Esto revela que los colombianos son infieles porque creen que no los van a descubrir, porque es algo que se puede hacer, porque es algo que muchos y muchas han hecho, y ahí veo un problema.

Cuando existe una forma de pensamiento así se genera una cultura del engaño que, llevado a otros terrenos, nos hace proclives a la mentira, a pensar que todo vale mientras a uno no lo vean, a sentirse confiado en que aquí se puede tener una relación extra oficial sin consecuencias, y esto es un fallo de nosotros como sociedad.

Si no se puede confiar en la pareja.

Entonces,  ¿en quién vamos a confiar?

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.