Salvar esa vida, en palabras del propio Knox citadas por The Washington Post, hizo que cada segundo de sus 25 años de servicio valiera la pena.

Knox recibió el llamado de emergencia y de inmediato aceleró su vehículo a fondo para llegar a tiempo a la casa donde la pequeña ya se estaba desvaneciendo por la falta de oxígeno. El policía llegó tan afanado, que montó su carro sobre el antejardín de la casa.

De inmediato vio al padre de la pequeña Ma’Yavi desesperado, mientras gritaba: “Que alguien salve a mi bebé”. Sin saber qué hacer pero guiado solo por el instinto, supo que la niña estaba atorada con algo, luego de que el padre de la menor le dijo que le había dado un cereal.

“En ese momento, como si Dios me hubiera hablado, decidí succionar la boca de la pequeña (como dar respiración boca a boca, pero succionando en vez de soplar): yo soy un adulto y esta es una bebé, puede funcionar”, cuenta el agente.

En el cuarto intento, el trozo de cereal que obstruía la garganta de la niña pasó directamente a la boca del oficial: “Vi cómo le volvía el color a su piel y a sus ojitos, y cuando me miró me sonrió durante unos segundos”, explicó el hombre, con lágrimas en los ojos, según el ‘Post’.

Días después del incidente, recibió una llamada telefónica de la madre de la niña, quien le propuso si aceptaba ser el padrino de la bebé de tan solo 2 meses: “Será un honor”, contestó el policía.

Luego de esto, muchas personas en las redes sociales destacaron el acto heroico del policía y exaltaron el hecho de que no todos los policías son brutales o racistas. De hecho, como este es un pueblo pequeño, este policía a menudo acepta invitaciones a almorzar en casa de las familias, blancas y negras por igual, pues es un amigo de la comunidad.

Knox dice que convertirse en padrino de la bebé la acerca a su propia familia: “Quiero que mis hijos y en el futuro mis nietos sean muy cercanos de la pequeña Ma’Yavi.

Policía salva a bebé
La pequeña tiene solo 2 meses. / Kenneth Knox

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