Guatemala es un país lleno de recursos hídricos, pero donde 6 de cada 10 hogares no tienen agua potable y 5 de cada 10 no están conectados a la red de drenajes, según datos de Naciones Unidas de 2021.

“El municipio no arregla nada, nosotros tenemos que ingeniar soluciones para tener agua”, dijo Enrique Monroy, guatemalteco afectado, a EFE.

Monroy, ante la escasez del agua, construyó su propio pozo de 25 metros de profundidad en el patio de su casa y así abastece a su familia desde hace 4 años.

Es una situación que está afectando a su población, pues en los bares, hoteles y restaurantes del pueblo, a donde van los visitantes, el agua no es un problema y el servicio es constante por ahora. En contraste, en las casas de los pobladores originarios el líquido apenas llega tres veces por semana y en cantidades mínimas.

(Vea también: “Mi hijo solo salía a asaltar, no le hacía daño a nadie”; lo mataron durante atraco.)

Guatemala, con el doble de abastecimiento de agua, pero contaminada

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, Guatemala produce 97 mil millones de metros cúbicos de agua, cantidad que está por encima de la media mundial.

Las comunidades indígenas y habitantes de la urbe más grande de Guatemala alertan una creciente crisis en un país donde no existe una ley nacional de aguas y en los últimos 30 años han fallado siete intentos legislativos por reglamentar el uso del agua.

En 2021, Naciones Unidas publicó que si Guatemala administrara correctamente el agua podría ofrecer 31 litros diarios a cada uno de sus habitantes.

Lee También

¿Quiénes son los afectados por la contaminación del agua en Guatemala?

Migdalia Hernández, una profesora maya que vive en San Antonio Las Flores, una comunidad convertida en el drenaje de la capital del país, habló con EFE y confirmó que la situación cada vez es más complicada.

El agua lleva desechos de todo tipo y al menos 1.200 familias de la aldea viven rodeados por tres ríos contaminados, lo que quiere decir que solo tienen agua una vez a la semana y solo les alcanza para cubrir sus necesidades básicas.

Similar crisis vive Magdalena González, en San Pedro la Laguna, a orillas del lago de Atitlán, en el oeste de Guatemala, donde solo llega agua tres veces por semana.

La historia se repite, incluso, en el corazón de la Ciudad de Guatemala en zonas residenciales, donde el servicio no es regular.